Insomnio - Poemas de Roberto Ramón Díaz Blanco
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Insomnio
Poema publicado el 12 de Marzo de 2013
La música vibra,
crece y se adelgaza
hasta que todo calla.
Mientras, pienso en un sol tímido
que al menos golpee mis párpados;
pero me quedo con la llama al aire,
en tenso aprendizaje de lucero.
En la noche desnuda de palabras,
se precisa poblar el mundo con ojos
y ser fieles a la vista. Veo un arroyo secreto,
no de agua sino de latidos,
hilo de claridades entre las altas yerbas
y las bestias agazapadas de la conciencia.
No hay nadie ni hay nada que ver,
las cosas han abandonado sus cuerpos,
no son cosas,
no son ideas: son disparos verdes, rojos, amarillos,
enjambres que giran y giran. Entro en este mundo
y en los otros mundos:
afuera es adentro,
esto y aquello está aquí mismo y ahora.
Las presencias son llamas,
las llamas son leopardos,
los leopardos se han vuelto olas,
cascada de transfiguraciones.
Mi naturaleza desvelada,
hambrienta,
grita por su ración de lumbre.
Aprieto los labios,
busco la rima secreta,
dibujar el eco, pintar el eslabón:
lo tengo,
lo tengo, casi...
Y me duermo;
pero sigo agitando la sonaja de las rimas
para engañar al tiempo.
Poema publicado el 12 de Marzo de 2013
La música vibra,
crece y se adelgaza
hasta que todo calla.
Mientras, pienso en un sol tímido
que al menos golpee mis párpados;
pero me quedo con la llama al aire,
en tenso aprendizaje de lucero.
En la noche desnuda de palabras,
se precisa poblar el mundo con ojos
y ser fieles a la vista. Veo un arroyo secreto,
no de agua sino de latidos,
hilo de claridades entre las altas yerbas
y las bestias agazapadas de la conciencia.
No hay nadie ni hay nada que ver,
las cosas han abandonado sus cuerpos,
no son cosas,
no son ideas: son disparos verdes, rojos, amarillos,
enjambres que giran y giran. Entro en este mundo
y en los otros mundos:
afuera es adentro,
esto y aquello está aquí mismo y ahora.
Las presencias son llamas,
las llamas son leopardos,
los leopardos se han vuelto olas,
cascada de transfiguraciones.
Mi naturaleza desvelada,
hambrienta,
grita por su ración de lumbre.
Aprieto los labios,
busco la rima secreta,
dibujar el eco, pintar el eslabón:
lo tengo,
lo tengo, casi...
Y me duermo;
pero sigo agitando la sonaja de las rimas
para engañar al tiempo.
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