Retrato en blanco y negro - Poemas de William Alfaro
Retrato en blanco y negro
Poema publicado el 06 de Octubre de 2001
Nosotros. Los insumergibles, los que decidimos colgarnos de un enorme
trapecio suspendido en el espacio, hemos vuelto para despedirnos, no
queda más de nosotros.
Nosotros: tú y yo, este camino, el agua y la música de todas las mañanas
se han roto en los retratos. No hay huellas ni salmos que los salven.
Tú y yo, fuimos dos lágrimas rodando en rostros opuestos. Éramos
silencio en los cuartos, ecos en los pechos repitiendo lengua y saliva,
lengua y saliva.
Tú y tus labios, yo y mi sombra, la música alta, muy alta rompiendo el
tejado.
Ahora nada existe, y el ritmo, esos violines inmensos apenas se escuchan
a lo lejos, allá, detrás de la lentitud.
Todo quedó atrás, en las hojas blancas y en las cortinas abrazadas por
el polvo, en los libros penetrados por las termitas y las colillas
apagadas.
Sé que quieres razones, almohadones, respuestas, sábanas cubiertas de
fluidos, una vuelta atrás, y un beso desbordando una catarata.
Pero no queda nada floreciendo en el jardín, no hay estrellas en la
noche, y tú y yo comenzamos a desvanecernos.
Nosotros, los recuerdos; esa tarde, los gemidos; esa noche, los ojos;
esa mañana, las manos; ese día, el cabello y el sol siguiéndonos,
apagándose.
Tú y yo, somos, lo que apenas fuimos.
Poema publicado el 06 de Octubre de 2001
Nosotros. Los insumergibles, los que decidimos colgarnos de un enorme
trapecio suspendido en el espacio, hemos vuelto para despedirnos, no
queda más de nosotros.
Nosotros: tú y yo, este camino, el agua y la música de todas las mañanas
se han roto en los retratos. No hay huellas ni salmos que los salven.
Tú y yo, fuimos dos lágrimas rodando en rostros opuestos. Éramos
silencio en los cuartos, ecos en los pechos repitiendo lengua y saliva,
lengua y saliva.
Tú y tus labios, yo y mi sombra, la música alta, muy alta rompiendo el
tejado.
Ahora nada existe, y el ritmo, esos violines inmensos apenas se escuchan
a lo lejos, allá, detrás de la lentitud.
Todo quedó atrás, en las hojas blancas y en las cortinas abrazadas por
el polvo, en los libros penetrados por las termitas y las colillas
apagadas.
Sé que quieres razones, almohadones, respuestas, sábanas cubiertas de
fluidos, una vuelta atrás, y un beso desbordando una catarata.
Pero no queda nada floreciendo en el jardín, no hay estrellas en la
noche, y tú y yo comenzamos a desvanecernos.
Nosotros, los recuerdos; esa tarde, los gemidos; esa noche, los ojos;
esa mañana, las manos; ese día, el cabello y el sol siguiéndonos,
apagándose.
Tú y yo, somos, lo que apenas fuimos.
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