Poema al caballero y a la doncella - Poemas de Sebastian Rondan
 |
|
|
|
|
 | ||||
Poema al caballero y a la doncella
Poema publicado el 21 de Mayo de 2011
Estando sola en la puerta
Esperando que llegue él.
Mirando su sombra, la cruel verdad
que gracias a ella ha ocurrido una calamidad.
Viendo la gente pasar
Ella se pone a pensar
En la vida, en su vida
La cual parece que no tiene salida.
Intentando dejar sus ojos, cerrar su temor,
Apagar esa llama de hielo.
No lo logra, cada vez el temor es mayor
Y su miedo cada vez es peor.
Rosas negras, encontradas en el olvido
Cambian de color, a medida que pasa el tiempo.
Esa era la maldición, la cual la había advertido
Esa mujer, que tenia su mismo apellido.
Ese hechizo la transportaba
A otro mundo, a otra dimensión.
Era inigualable su valor
Aunque siempre aparecía su temor.
A través del espejo, mirándose
Vio que en realidad no era ella
Sino que era una doncella.
Esperando en la puerta del olvido
a su caballero, su amor perdido.
Cayéndole lagrimas de cristal al suelo
Por no tener alguien a su lado, quien le pudiera dar consuelo.
Ella entendió que un vestido de la mejor calidad y colgantes de oro puro,
No eran lo suficiente para un corazón seguro.
Busco y busco, hasta la eternidad
A ese caballero con honestidad.
Mirando a través de la puerta del olvido
Encontró lo que era, su amor clandestino.
La guerra estaba en su interior,
Luchaba por la realidad o por la fantasía.
Por fin entendió que esa opción era lo mejor para ella
Pero es inevitable no ver que en el cemento quedaron sus huellas.
Poema publicado el 21 de Mayo de 2011
Estando sola en la puerta
Esperando que llegue él.
Mirando su sombra, la cruel verdad
que gracias a ella ha ocurrido una calamidad.
Viendo la gente pasar
Ella se pone a pensar
En la vida, en su vida
La cual parece que no tiene salida.
Intentando dejar sus ojos, cerrar su temor,
Apagar esa llama de hielo.
No lo logra, cada vez el temor es mayor
Y su miedo cada vez es peor.
Rosas negras, encontradas en el olvido
Cambian de color, a medida que pasa el tiempo.
Esa era la maldición, la cual la había advertido
Esa mujer, que tenia su mismo apellido.
Ese hechizo la transportaba
A otro mundo, a otra dimensión.
Era inigualable su valor
Aunque siempre aparecía su temor.
A través del espejo, mirándose
Vio que en realidad no era ella
Sino que era una doncella.
Esperando en la puerta del olvido
a su caballero, su amor perdido.
Cayéndole lagrimas de cristal al suelo
Por no tener alguien a su lado, quien le pudiera dar consuelo.
Ella entendió que un vestido de la mejor calidad y colgantes de oro puro,
No eran lo suficiente para un corazón seguro.
Busco y busco, hasta la eternidad
A ese caballero con honestidad.
Mirando a través de la puerta del olvido
Encontró lo que era, su amor clandestino.
La guerra estaba en su interior,
Luchaba por la realidad o por la fantasía.
Por fin entendió que esa opción era lo mejor para ella
Pero es inevitable no ver que en el cemento quedaron sus huellas.
¿Te gusta este poema? Compártelo:
«« más poemas de Sebastian Rondan