Oda iii de anacreonte - Poemas de Nicasio Alvarez de Cienfuegos
Oda iii de anacreonte
Poema publicado el 25 de Mayo de 2002
En medio de la noche,
cuando parece el carro
donde ostentó Bootes
sus ya cubiertos rayos;
cuando al mortal cerraba
los ojos el cansancio,
de pronto amor parece
mis puertas golpeando.
¿quién, de mi sueño, dije,
turba el feliz descanso?
Y respondió: No temas,
abre, soy un muchacho;
por compasión me hospeda,
que llueve, estoy helado,
y en deslunada noche
solo y perdido vago.
Me lastimé de oírle,
y voy, y enciendo, y abro,
y un niño vi con alas,
con aljaba y con arco.
Le siento, a par del fuego,
y caliento sus manos
con mis palmas, y enjugo
su pelito mojado.
Al fin se cobra, y dice:
Trae, probaré del arco
la cuerda, que esta lluvia
¡cuál me la habrá parado!
La estira, y cual serpiente
que pica y vuelve insanos,
me hiere toda el alma,
mi pecho traspasando.
Vengan albricias, huésped,
grita riendo; el arco
ileso está; tu pecho
no quedará tan sano.
Poema publicado el 25 de Mayo de 2002
En medio de la noche,
cuando parece el carro
donde ostentó Bootes
sus ya cubiertos rayos;
cuando al mortal cerraba
los ojos el cansancio,
de pronto amor parece
mis puertas golpeando.
¿quién, de mi sueño, dije,
turba el feliz descanso?
Y respondió: No temas,
abre, soy un muchacho;
por compasión me hospeda,
que llueve, estoy helado,
y en deslunada noche
solo y perdido vago.
Me lastimé de oírle,
y voy, y enciendo, y abro,
y un niño vi con alas,
con aljaba y con arco.
Le siento, a par del fuego,
y caliento sus manos
con mis palmas, y enjugo
su pelito mojado.
Al fin se cobra, y dice:
Trae, probaré del arco
la cuerda, que esta lluvia
¡cuál me la habrá parado!
La estira, y cual serpiente
que pica y vuelve insanos,
me hiere toda el alma,
mi pecho traspasando.
Vengan albricias, huésped,
grita riendo; el arco
ileso está; tu pecho
no quedará tan sano.
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