Poemas de GABRIELA MISTRAL
GABRIELA MISTRAL
Gabriela Mistral (1889-1957). Seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga, poetisa y diplomática chilena, que con su seudónimo literario quiso demostrar su admiración por los poetas Gabriele D’Annunzio y Frédéric Mistral.
Hija de un profesor rural, Gabriela Mistral, que mostró una temprana vocación por el magisterio, llegó a ser directora de varios liceos. Fue una destacada educadora y visitó México (donde cooperó en la reforma educacional con José Vasconcelos), Estados Unidos y Europa, estudiando las escuelas y métodos educativos de estos países. A partir de 1933, y durante veinte años, desempeñó el cargo de cónsul de su país en ciudades como Madrid, Lisboa y Los Ángeles, entre otras.
Sus poemas escritos para niños se recitan y cantan en muy diversos países. En 1945 se convirtió en el primer escritor latinoamericano en recibir el Premio Nobel de Literatura. Posteriormente, en 1951, se le concedió el Premio Nacional de Literatura de su país. Su fama como poetisa (aunque ella prefería llamarse “poeta”) comenzó en 1914 luego de haber sido premiada en los Juegos Florales de Santiago por sus Sonetos de la muerte, inspirados en el suicidio de su gran amor, el joven Romelio Ureta. A este concurso se presentó con el seudónimo que desde entonces la acompañaría toda su vida.
A su primer libro de poemas, Desolación (1922), le siguieron Ternura (1924), Tala (1938), Lagar (1954) y otros. Su poesía, llena de calidez, emoción y marcado misticismo, ha sido traducida al inglés, francés, italiano, alemán y sueco, e influyó en la obra de muchos escritores latinoamericanos posteriores, como Pablo Neruda y Octavio Paz.
Considerada como una escritora modernista, su modernismo no es el de Rubén Darío o Amado Nervo, ya que ella no canta ambientes exóticos de lejanos lugares, sino que se sirve de su estética y musicalidad para poetizar la vida cotidiana, para "hacer sentir el hogar", en palabras de la autora.
doña primavera
Doña Primavera viste que es primor, viste en limonero y en naranjo en ......
caricias
Madre, madre, tú me besas, pero yo te beso más. Como el agua en los cr...... el vaso
Yo sueño con un vaso de humilde y simple arcilla, que guarde tus ceniz...... obsesión
Me toca en el relente; se sangra en los ocasos; me busca con el rayo d...... la lluvia lenta
Esta agua medrosa y triste, como un niño que padece, antes de tocar la...... yo no tengo soledad
¡Yo no tengo soledad! Es la noche desamparo de las sierras hasta el m...... devuelto
A la cara de mi hijo que duerme, bajan arenas de las dunas, flor de la...... el ruego
Señor, tú sabes cómo, con encendido brío, por los seres extraños mi pa...... el amor que calla
Si yo te odiara, mi odio te daría en las palabras, rotundo y seguro; p...... el ruego
Señor, tú sabes cómo, con encendido brío, por los seres extraños mi pa...... el amor que calla
Si yo te odiara, mi odio te daría en las palabras, rotundo y seguro; ¡...... hallazgos
Me encontré este niño cuando al campo iba: dormido lo he hallado en la...... canción quechua
Donde fue Tihuantisuyo, nacían los indios. Llegábamos a la puna con da...... creo en mi corazón
Creo en mi corazón, ramo de aromas que mi Señor como una fronda agita,...... el establo
Al llegar la medianoche y al romper en llanto el Niño, las cien bestia...... puertas
Entre los gestos del mundo recibí el que me dan las puertas. En la luz...... dame la mano
A Tasso de Silveira Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amará...... atardecer
Siento mi corazón en la dulzura fundirse como ceras: son un óleo tardo...... Ángel guardián
Es verdad, no es un cuento; hay un Ángel Guardián que te toma y te ...... la espera inútil
Yo me olvidé que se hizo ceniza tu pie ligero, y, como en los buenos t...... despedida
Ahora son los adioses que por un golpe de viento se allegan o parten; ...... amo amor
Anda libre en el surco, bate el ala en el viento, late vivo en el sol ...... in memoriam
Amado Nervo, suave perfil, labio sonriente; Amado Nervo, estrofa y cor...... poema del hijo
A Alfonsina Storni I ¡Un hijo, un hijo, un hijo! Yo qu...... piececitos
Piececitos de niño, azulosos de frío, ¡cómo os ven y no os cubren, Dio...... Esta es la página 1 de un total de 3 Siguiente »»