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Hasta nosotros la infancia - Poemas de BLANCA ANDREU


 
 
Hasta nosotros la infancia
Poema publicado el 23 de Marzo de 2000

               

                                        Corónate, juventud, de una hoja más aguda
                                                                                                      Saint-John Perse




Hasta nosotros la infancia de los metales raros,
la muchedumbre de la plata que nos pudre en su espuma,
su larga espuma larga como una cinta que naciera en un
              cuaderno de Back el Joven
Y viniera a morir aquí,
en las aves que anidan en los discos,
mientras Rainer maría ya no es tan joven como en la
              página 38,
no es ni siquiera un joven muerto,
un infante difunto sin pavana,
y yo lo sé,
y no desfallecemos entre sexos cerrados  como libros
             cerrados,
pero desfallecemos,
yo me desmayo,
tú te desvaneces,
él siente un ligero mareo sin llegar a la náusea
escrita o no escrita.
Ay, bostezamos ante tazas de azul de metileno,
aspiramos con aire distante el amoníaco,
nos hastiamos frente al alto sonido del vitriolo,
nos coronamos de veronal,
pues no encontramos hoja más aguda.

Mi hermano busca el cetro de mil alas de Heliogábalo
aquellos niños prefieren la tiara papel,
y estos pequeños cíclopes enfermos del pulmón
que bajan de autobuses o de la marihuana,
y son hermosos como hermafroditas,
se coronan con cipreses de silos color vino:
no han encontrado un árbol más agudo.
Pero qué más da, el vaivén de sus cuerpos es vano y
              terrible,
y en absoluto excesiva la droga seria que se teje en la
              sangre,
las inyecciones de grave savia,
el hierro y el mercurio en las arterias haciendo de
              armadura y filtro,
el casco negro y la zarza negra de ningún caballero andante.

Como en mi medieval historia,
cuando ardían las piedras colegiales
para las brechas en la frente
y el cuerpo me dotaba de opio recién nacido,
la hora propia nos confunde,
nos hace himnos o hijos del antiguo caballo mitológico
y de una niña triste con la vena extendida,
de una guja levantada por nieve increíble,
por amarillo de palomas persas:
                                                                                                hablemos de los caballos padres,
hagamos alusión a los cascos secretos que nos darán la paz
y a las bridas ningunas,
a las futuras crines delicadamente angustiadas,
hablemos de los caballos padres que nos traerán la
             muerte y de la luna de anfetamina,
hablemos de la vena made que nos traerá la dicha del fin,
hablemos de la virgen bebida extrema,

no hablemos sino del litoral y las vertientes de la locura
              que posee a los hombres en los parques y ordena,

sino del puñalito que coronará la arteria coronaria como
              diadema suma
con la hoja infantil del metal más raro y más agudo del
              mundo.

       

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