La - Poemas de Alfonso Vázquez Alonso
La
Poema publicado el 01 de Mayo de 2008
La mar despierta y rompe en lejanía
largos, quedos navíos de silencio.
Los desheredados viajan en las oscuras tardes
por túneles de bruma y aves muertas,
por pasillos eternos de otra vaga estación
de lamias y de esfinges maternas escoltados.
Pasa la nube amplia como el grito de un dios,
y en la llanura la flor correspondiente
al corazón y al sol tiembla bajo los vientos
de la lejana costa. He ahí al padre monstruo.
He ahí todo para nunca ni nadie;
una creación dejada, cargada del hastío
que de los sueños resta. Sólo contemplo el aire
en que nada se ha escrito, un dolor en el alma,
una mar que despierta en lo lejano claros
navíos de silencio.
Un rumor de muerte calcinada
crece en el huerto-laberinto.
Aherrojado, allí el sol persigue su nombre en el espejo
y la Infancia se mira en el río de la sangre,
junto al alba sin sueño, y al día, ya lo Santo.
Navíos de silencio.
Poema publicado el 01 de Mayo de 2008
La mar despierta y rompe en lejanía
largos, quedos navíos de silencio.
Los desheredados viajan en las oscuras tardes
por túneles de bruma y aves muertas,
por pasillos eternos de otra vaga estación
de lamias y de esfinges maternas escoltados.
Pasa la nube amplia como el grito de un dios,
y en la llanura la flor correspondiente
al corazón y al sol tiembla bajo los vientos
de la lejana costa. He ahí al padre monstruo.
He ahí todo para nunca ni nadie;
una creación dejada, cargada del hastío
que de los sueños resta. Sólo contemplo el aire
en que nada se ha escrito, un dolor en el alma,
una mar que despierta en lo lejano claros
navíos de silencio.
Un rumor de muerte calcinada
crece en el huerto-laberinto.
Aherrojado, allí el sol persigue su nombre en el espejo
y la Infancia se mira en el río de la sangre,
junto al alba sin sueño, y al día, ya lo Santo.
Navíos de silencio.
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