Poemas de Alberto Arvelo Torrealba
Alberto Arvelo Torrealba
Alberto Arvelo Torrealba nació el 30 de septiembre de 1905 en Barinas.
Murió el 28 de marzo de 1971 en Caracas. Poeta, abogado, político,
diplomático, educador y ensayista.
En la Universidad Central de Venezuela obtuvo el grado de doctor en
Ciencias Políticas (1935). Ejerció la docencia y desempeñó altos cargos
públicos, entre ellos: Presidente del Consejo Técnico de Educación en
1940, gobernador del Estado Barinas entre 1941 y 1944, Consejero de la
Embajada de Francia, Embajador Extraordinario de Venezuela en Bolivia
(1952), Embajador en Italia, Ministro de Agricultura y Cría (1953). En
1968 fue elegido Individuo de Número de la Academia de la Lengua. En
1966 obtuvo el premio Nacional de Literatura, Mención Prosa, por su
ensayo: Lazo Martí: vigencia en lejanía. Otras obras suyas fueron Música
de cuatro (1928), Cantas (1932), Glosas al cancionero (1940), Florentino y
el Diablo (1940/1957) y Caminos que andan (1952).
Tras una aparente y engañosa ubicación dentro del Criollismo y del
Nativismo, Alberto Arvelo Torrealba nos ofrece una poesía de gran fuerza
lírica y épica, a la cual no son ajenas las reflexiones filosóficas y
existenciales, aunque sin disminuir ni enajenar la intensidad estética. La
gran popularidad de sus versos se explica por los temas sacados de la vida
y del paisaje cotidiano del habitante de las llanuras venezolanas, y por
el uso de formas métricas y estróficas de atractiva sonoridad y de larga
tradición popular, heredada de nuestro pasado hispánico: el octosílabo, la
copla, la décima o espinela, el romance... Pero sus imágenes son muchas
veces herméticas, producto de una elaboración poética rica y compleja, con
los recursos de una vasta cultura.
Sus versos, además, responden a una vocación profundamente humana y
universal. Un profundo contenido reflexivo, netamente existencial, que
universaliza la angustia del poeta ante el mundo y la vida, y la expresión
estética ricamente elaborada, trasvasada en imágenes de la más variada
especie, aun sin dejar de apoyarse en un lenguaje a veces, pero no
siempre, típicamente popular, y muy frecuentemente traducida en imágenes
herméticas, cuya forma popular esconde la dificultad para captar
plenamente su sentido. La riqueza creadora de Arvelo Torrealba es tal, en
efecto, que es frecuente encontrar décimas, por ejemplo, en las cuales
prácticamente todos sus versos contienen imágenes de hermosísima factura,
aunque a menudo de difícil comprensión.
La calificación de Arvelo Torrealba como «poeta nativista» nos parece hoy
bastante discutible. No porque en su poesía no se cante, efectivamente, al
paisaje y, en general, a la naturaleza venezolana, sino porque al lado de
esto hay también en sus versos otros elementos, a nuestro juicio más
importantes y definitorios, pero que la utilización, casi excluyente, del
verso octosílabo, la cuarteta y otros recursos característicos de la
poesía popular dominante en los llanos venezolanos, ha hecho que aquellos
elementos pasen un tanto inadvertidos, incluso para críticos generalmente
muy sagaces.
el reto
El coplero Florentino por el ancho terraplén caminos del Desam...... del yunque
Menos viejo que finge y parece por lo enjuto del cutis enteco ...... 37 (cantas ii)
Tal vez mañana me vaya cuando el callejón me alumbres tras esta ...... 23 (cantas i)
En las cantas fugitivas dicha y afán se me quedan: ...... 27 (cantas ii)
Cómo se fue la garúa, cómo se vino el verano, cómo se estira en ...... 20 (cantas i)
El morichal busca el agua, el nido busca lo verde. Criollita del ...... 14 (cantas i)
Me acordé de aquella copla que tiene tan hondo el aire: "El amor es ...... 43 (cantas ii)
Aguárdeme, compañero, en el botalón del patio que voy a ense...... 35 (cantas ii)
Me voy por esta sabana -arpa que afinó el silencio- duros bancos de ...... Esta es la página 4 de un total de 4 «« Anterior