Tiempo sin retorno - Poemas de YANIRA SOUNDY
Tiempo sin retorno
Poema publicado el 11 de Marzo de 2000
Estamos separados por un vacío agudo y triste...
En un tiempo sin retorno que es cárcel de este anhelo perenne y breve...
Cada cual en su vida; mientras te empeñas en llenarme de tí, como un
fantasma.
Me queman tus palabras, la nostalgia, los recuerdos, la mudez tensa del
silencio...
Este camino que nos pierde , tu vuelo azul de golondrinas...
Tú: todo y nada, rumor que se resbala por mis sienes, impulso que me
atrapa, luz que brota en mi frío y me abraza tibiamente...
Vuelves sin quererlo, en la sed que nos separa, siendo temblor y fiebre
extraña...
Tú y yo, tan lejos como doloridas sombras ahogándose por dentro con este
aire triste, donde se rompe el cristal de nuestro sueño.
Sólo nos queda: una sonrisa fría, el vacío ante los ojos, y el miedo de
perdernos...
Tu soledad y la mía, queriendo rescatar aquellas tardes de abril, hechas
ya pliegues del viento; las horas idas, los paisajes borrados...
Porque permanezco en tí, con infatible cercanía, donde me persigues y me
huyes, tendiéndome tu mano impalpable en la distancia...
Poema publicado el 11 de Marzo de 2000
Estamos separados por un vacío agudo y triste...
En un tiempo sin retorno que es cárcel de este anhelo perenne y breve...
Cada cual en su vida; mientras te empeñas en llenarme de tí, como un
fantasma.
Me queman tus palabras, la nostalgia, los recuerdos, la mudez tensa del
silencio...
Este camino que nos pierde , tu vuelo azul de golondrinas...
Tú: todo y nada, rumor que se resbala por mis sienes, impulso que me
atrapa, luz que brota en mi frío y me abraza tibiamente...
Vuelves sin quererlo, en la sed que nos separa, siendo temblor y fiebre
extraña...
Tú y yo, tan lejos como doloridas sombras ahogándose por dentro con este
aire triste, donde se rompe el cristal de nuestro sueño.
Sólo nos queda: una sonrisa fría, el vacío ante los ojos, y el miedo de
perdernos...
Tu soledad y la mía, queriendo rescatar aquellas tardes de abril, hechas
ya pliegues del viento; las horas idas, los paisajes borrados...
Porque permanezco en tí, con infatible cercanía, donde me persigues y me
huyes, tendiéndome tu mano impalpable en la distancia...
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