Poemas de FRANCISCO A. DE ICAZA
FRANCISCO A. DE ICAZA
Francisco A. de Icaza (1863-1925). Nació en la ciudad de México, el 2 de febrero de 1863. Murió en Madrid, el 28 de mayo de 1925.
A los veintitrés años llegó a España como secretario de nuestra Legación, de la que es titular Vicente Riva Palacio, a cuya muerte es nombrado Encargado de Negocios. Salvo una breve visita a México y la permanencia en Alemania, en donde fue ministro, la vida y la obra de Icaza se ligan con España -con Madrid- a tal extremo, que alguno lo creyera español.
Poeta, crítico literario, erudito historiador de las letras hispanoamericanas, en todos esos campos dejó obras de señaladísimo valor. Su mayor fama le viene de sus trabajos en esos campos. Sin embargo, es Icaza un poeta que está en todas las antologías de la poesía mexicana, aun en aquellas preparadas con criterio más estricto y riguroso. En su poesía -dice Antonio Castro Leal- hay un equilibrio perfecto entre la forma -sobria y graciosa- y las emociones, delicadas y fugitivas. Su poesía -escribió Ermilo Abreu Gómez- es decantada e íntima, y la expresa con voz clara y transparente. En ella domina un acento de melancolía cuyo enigma no acertamos a describir.
A primera vista no puede establecerse su nacionalidad ni por los asuntos ni por la contextura más íntima de su obra. Se diría, a lo más, que era un poeta español, y más frecuentemente, que se está en presencia de poetas extranjeros que él tradujo. Sin embargo, a veces en un breve poema que recuerda a algunos poetas del pasado precortesiano, encontramos una línea, un matiz, un dejo amargo o melancólico que lo devuelve a su solar nativo. Es mexicano en lo pensativo y en lo taciturno.
Escribió: Examen de críticos (1894); Las novelas ejemplares (1901); De cómo y por qué la Tía Fingida no es de Cervantes (1916); De los poetas y de la poesía (1916); Nuevos estudios cervantinos (1916); Supercherías y errores cervantinos (1917); Sucesos reales que parecen imaginados, de Gutierre de Cetina, Juan de la Cueva y Mateo Alemán (1919); Diccionario autobiográfico de conquistadores y pobladores de la Nueva España (1923); Lope de Vega, sus amores y sus odios (1925). Poesía: Efímeras (1892); Lejanías (1899); La canción del camino (1905); Paisajes sentimentales (1919); Cancionero de la vida honda y de la emoción fugitiva (1922 y 1928). Tradujo a Nietzsche, a Hebbel, a Liliencron y a Dehmel.
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