Leyenda de la siguanaba - Poemas de Patricia Zuleta
 |
|
|
|
|
 | ||||
Leyenda de la siguanaba
Poema publicado el 06 de Octubre de 2021
Leyenda De "La Siguanaba"
Cuentan los abuelos, que allá en los ríos de su pueblo, mas ya de Sonsonate. Aparecía por las noches una bella muchacha, a los hombres que venían del pueblo ya muy noche. esto era porque estaban borrachos o no venían de hacer nada bueno. La mujer los llamaba y se los llevaba al río, o ya estaba ella en el río cuando los hombres la veían, pero cuando la intentaban abrazarla su rostro se volvía horrible con ojos como brasas rojas. Ahí se escuchaban los despavoridos gritos de los hombres, unos quedaban locos, otros con mucha fiebre y los más afortunados y cuerdos; que no la siguieron, ¡se quedan sólo con el susto! Pero quién es ella? se cuenta que era una mujer muy bella en la época del imperio de los grandes reyes Náhuatls, y se enamoró de ella el hijo del dios Tlaloc, espíritu de la lluvia, eran muy felices, pero vinieron muchas guerras, enemigos muy feroces y el partió a la guerra. Ella quedó muy sola con su hijo al que llamaron Cipec. Estaba tan triste que se descuidó de ella y del hijo, que comía ceniza de la cocina y guineos del bosque y se puso muy barrigón. Las vecinas chismosas dijeron que ella tenía una aventura y el Dios Tlaloc la maldijo, convirtiéndola en un espíritu maligno que acosaría a todos los hombres, para matarlos. Pero en especial a los malos. Su hijo se convirtió en el Cipitio o Cipetitoc al que le gusta asustar a las niñas bonitas y comer ceniza de las cocinas, tiene los pies al revés, así que si en la casa se ven unos pies que se van para afuera, es que está adentro y no le gustan las niñas traviesas. Fin
(De la tradición oral de nuestros ancestros)
Patricia Zuleta, Cantora
D.A.R
El Salvador
Poema publicado el 06 de Octubre de 2021
Leyenda De "La Siguanaba"
Cuentan los abuelos, que allá en los ríos de su pueblo, mas ya de Sonsonate. Aparecía por las noches una bella muchacha, a los hombres que venían del pueblo ya muy noche. esto era porque estaban borrachos o no venían de hacer nada bueno. La mujer los llamaba y se los llevaba al río, o ya estaba ella en el río cuando los hombres la veían, pero cuando la intentaban abrazarla su rostro se volvía horrible con ojos como brasas rojas. Ahí se escuchaban los despavoridos gritos de los hombres, unos quedaban locos, otros con mucha fiebre y los más afortunados y cuerdos; que no la siguieron, ¡se quedan sólo con el susto! Pero quién es ella? se cuenta que era una mujer muy bella en la época del imperio de los grandes reyes Náhuatls, y se enamoró de ella el hijo del dios Tlaloc, espíritu de la lluvia, eran muy felices, pero vinieron muchas guerras, enemigos muy feroces y el partió a la guerra. Ella quedó muy sola con su hijo al que llamaron Cipec. Estaba tan triste que se descuidó de ella y del hijo, que comía ceniza de la cocina y guineos del bosque y se puso muy barrigón. Las vecinas chismosas dijeron que ella tenía una aventura y el Dios Tlaloc la maldijo, convirtiéndola en un espíritu maligno que acosaría a todos los hombres, para matarlos. Pero en especial a los malos. Su hijo se convirtió en el Cipitio o Cipetitoc al que le gusta asustar a las niñas bonitas y comer ceniza de las cocinas, tiene los pies al revés, así que si en la casa se ven unos pies que se van para afuera, es que está adentro y no le gustan las niñas traviesas. Fin
(De la tradición oral de nuestros ancestros)
Patricia Zuleta, Cantora
D.A.R
El Salvador
¿Te gusta este poema? Compártelo:
«« más poemas de Patricia Zuleta