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La reencarnacion y las virtudes espirituales - Poemas de Antonio R Munguia


 
 
La reencarnacion y las virtudes espirituales
Poema publicado el 13 de Abril de 2014

Cuánta virtud  reviste el  GENEROSO.
Aquel  que sin pensarlo da lo suyo
a quien acude a él bajo el arrullo
de la necesidad que sufre ansioso.
El miserable ser que hoy quejumbroso
se aferra al brazo de quien a su pena
le ofrece alivio en su brutal condena,
impuesta por la vida de avaricia
que lo envolvió en un mundo de codicia
en un foro anterior y en otra escena.

Santa virtud también del que TOLERA
lo que no es parte de sus convicciones
y, sin embargo, acepta condiciones
no siempre a su favor porque en su esfera
sabe que al tolerar el triunfo espera.
Intuye que es virtud que a su alma adorna
y es mérito gigante al que retorna
del etéreo solar que fiel retiene
al alma dócil hasta que conviene
volver a un cuerpo que su paz trastorna.

Igual es la virtud de la PACIENCIA
que no cualquiera cuenta entre sus dones
por la dura actitud que en sus acciones
vigor de santo implica la prudencia
que esta virtud requiere como esencia.
Es por tanto  de pocos iniciados
poderla practicar al ser llamados
a inagotable estela de litigios
infamantes, crisol de desprestigios
que sólo vencen los iluminados.

Otra virtud de clase igual de digna
es la PERSEVERANCIA que conlleva
un gran deber que con honor eleva
al plano de ejemplar a quien lo signa
como un pacto divino; y lo consigna
al fin del más sagrado cumplimiento,
en un diario expirar para su aliento
hasta lograr triunfar en la batalla
cotidiana y muy propia de su talla,
sólo calificable de portento.

La COMPASIÓN también es alta muestra
de bonhomía plena de civismo,
que implica un grado enorme de altruismo
a quien la vive y honra cual maestra,
en solidario gesto que su diestra
aprende a obrar sin que su izquierda un viso
tenga del espontáneo compromiso,
o que otra gente admire su largueza
de compasivo móvil y entereza
dando al traste el secreto con que lo hizo.

Otra virtud que adorna cual diamante
es el sincero DESAPEGO a todo
lo que ata al hombre al mundo y a su lodo;
pues apropiarse en forma delirante
de cosas que la muerte en un instante
da por perdidas, es esfuerzo vano;
el cual puede incidir en aquel plano
donde el alma medita y se arrepiente
renegando haber sido una inconsciente
no compartiendo todo con su hermano.

Quizás como virtud la más sublime
es el AMOR del hombre en exclusiva,
por implicar dación y disyuntiva
de frenar el furor con que redime
o el olvido rapaz que lo deprime.
Amor que nos eleva hasta los cielos
en los brazos de Dios que en sus anhelos
aguarda en alto grado de esperanza
ver hombres y mujeres sin tardanza
gozando de un amor libre de celos.

Aquel que quiera recibir airoso
llegando al cielo el galardón bendito,
estas virtudes deberá contrito
vivirlas con el más íntimo gozo
sin declinar ni consentir reposo.
Todas estas virtudes practiquemos,
no importa religión o si debemos
respeto a algún país o ley mundana.
Vivirlas garantiza que mañana
¡¡¡será un reino feliz al que arribemos!!!

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