Pepita de oro en la lluvia - Poemas de Teonilda Madera
Pepita de oro en la lluvia
Poema publicado el 30 de Noviembre de -0001
Busco una palabra sagaz, caliente
que cambie de súbito la vida.
La busco hacia adentro, en un rincón
de una página marchita, en un poema
añejo; la busco en una sonrisa,
en el corazón lacerado de una madre
que no alcanza a poner al hijo a salvo en el camino.
Busco esa palabra en la lluvia,
en el río frío y plomizo que se desliza
sigiloso, vigilante por mi ventana.
¡Tengo a mi disposición tantas palabras
y no encuentro la que busco!
Necesito sólo una que te llegue al centro;
pero no sube; no llega; no se inventa;
no nace y desespero
en la espera de encontrarla.
Un día surge desde el fondo
la palabra pa-cien-cia
y cabalga el esófago, la garganta, la boca
y llega hasta los labios, los refresca, los quema.
Una palabra exquisita, rebuscada,
es una pepita de oro en el río
del lenguaje que ilumina.
Poema publicado el 30 de Noviembre de -0001
Busco una palabra sagaz, caliente
que cambie de súbito la vida.
La busco hacia adentro, en un rincón
de una página marchita, en un poema
añejo; la busco en una sonrisa,
en el corazón lacerado de una madre
que no alcanza a poner al hijo a salvo en el camino.
Busco esa palabra en la lluvia,
en el río frío y plomizo que se desliza
sigiloso, vigilante por mi ventana.
¡Tengo a mi disposición tantas palabras
y no encuentro la que busco!
Necesito sólo una que te llegue al centro;
pero no sube; no llega; no se inventa;
no nace y desespero
en la espera de encontrarla.
Un día surge desde el fondo
la palabra pa-cien-cia
y cabalga el esófago, la garganta, la boca
y llega hasta los labios, los refresca, los quema.
Una palabra exquisita, rebuscada,
es una pepita de oro en el río
del lenguaje que ilumina.
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