Reclarando - Poemas de SERAFÍN J. GARCÍA
Reclarando
Poema publicado el 26 de Febrero de 2007
Asina jué, don Jues, yo se lo afianso.
No se vaya'pensar que soy como esos
que les untan la mano
pa que reclaren cosas que no vieron.
Li hablo con propiedá, sin añidirle
ni mesquinarle ni un chiquito al hecho.
Sé cuála jué la causa de la güeva
y no le ñego aunque m'encajen preso.
El pique vino por cuestión de coimas:
usté sabe que dende qu'el pulpero
lo encargó'e las jugadas al coquimbo
el comisario no había visto un peso.
Y tampoco no inora
que tuito el día se tiraba el güeso,
y al monte y la primera, noche a noche,
caiba el gauchaje de capincho yeno.
¡Dejuro! El hombre, con tamaño abuso,
andaba más hinchao que un sapo escuerso.
Cebao dende hace añares a las coimas,
no le sentó ni un poquitito aqueyo.
Y anoche, como vido que no estaban
ni el coronel ni usté'n el entrevero,
le gustó p'agarrarnos de sospresa
y embarrarle'l pastel al forastero.
'Taba la indiada'e chamamé corrido:
tayaba el entenao de don Ruperto
y había un piernaje flor en el apunte,
d'esos que no se casan con los pesos.
Ni los mesmos caranchos habían óido
ruido de corvos ni toriar de perros
cuando el cuicaje nos ganó la puerta
y se sintió gritar: "¡'Tan tuitos presos!"
¡Viera usté qu'esparramo
de naipes y de latas por el suelo!
Era cosa de réirse, li asiguro.
Naide atinaba'nada con el sebo.
El comisario echó p'atrás el poncho
y se le jué a las barbas al ajeno,
diciendo qu'iba'deslomarlo a palos
pa que aprendiera'respetá'el gobierno.
Pero el moso, curtido como él solo,
retrucó muy orondo, sonriyendo,
que no era po'el gobierno l'amenasa
sinó qu'estaba l'ambición por medio.
Y letrao y de lengua más sobada
que cuero pa badana, el forastero
comensó a encarrerarle unas verdades
que lo dejaron atorao y ardiendo.
Usté sabe qu'el moso tiene mundo;
que cuando cayó aquí venía de adentro;
que jué tropero una ponchada de años
y hasta contrabandista, sigún creo.
Lo cierto jué que lo tapó a rasones
y entonce'l otro, en nombre del gobierno,
pa concluir di una ves con el asunto,
le descansó en las guampas el talero.
Lo demás ya lo sabe: un salto'e tigre,
el rejucilo di un facón certero,
una mojada sola pero cumba
y un preso más ¡y un albitrario menos!
Poema publicado el 26 de Febrero de 2007
Asina jué, don Jues, yo se lo afianso.
No se vaya'pensar que soy como esos
que les untan la mano
pa que reclaren cosas que no vieron.
Li hablo con propiedá, sin añidirle
ni mesquinarle ni un chiquito al hecho.
Sé cuála jué la causa de la güeva
y no le ñego aunque m'encajen preso.
El pique vino por cuestión de coimas:
usté sabe que dende qu'el pulpero
lo encargó'e las jugadas al coquimbo
el comisario no había visto un peso.
Y tampoco no inora
que tuito el día se tiraba el güeso,
y al monte y la primera, noche a noche,
caiba el gauchaje de capincho yeno.
¡Dejuro! El hombre, con tamaño abuso,
andaba más hinchao que un sapo escuerso.
Cebao dende hace añares a las coimas,
no le sentó ni un poquitito aqueyo.
Y anoche, como vido que no estaban
ni el coronel ni usté'n el entrevero,
le gustó p'agarrarnos de sospresa
y embarrarle'l pastel al forastero.
'Taba la indiada'e chamamé corrido:
tayaba el entenao de don Ruperto
y había un piernaje flor en el apunte,
d'esos que no se casan con los pesos.
Ni los mesmos caranchos habían óido
ruido de corvos ni toriar de perros
cuando el cuicaje nos ganó la puerta
y se sintió gritar: "¡'Tan tuitos presos!"
¡Viera usté qu'esparramo
de naipes y de latas por el suelo!
Era cosa de réirse, li asiguro.
Naide atinaba'nada con el sebo.
El comisario echó p'atrás el poncho
y se le jué a las barbas al ajeno,
diciendo qu'iba'deslomarlo a palos
pa que aprendiera'respetá'el gobierno.
Pero el moso, curtido como él solo,
retrucó muy orondo, sonriyendo,
que no era po'el gobierno l'amenasa
sinó qu'estaba l'ambición por medio.
Y letrao y de lengua más sobada
que cuero pa badana, el forastero
comensó a encarrerarle unas verdades
que lo dejaron atorao y ardiendo.
Usté sabe qu'el moso tiene mundo;
que cuando cayó aquí venía de adentro;
que jué tropero una ponchada de años
y hasta contrabandista, sigún creo.
Lo cierto jué que lo tapó a rasones
y entonce'l otro, en nombre del gobierno,
pa concluir di una ves con el asunto,
le descansó en las guampas el talero.
Lo demás ya lo sabe: un salto'e tigre,
el rejucilo di un facón certero,
una mojada sola pero cumba
y un preso más ¡y un albitrario menos!
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