Cancion de otoÑo a la entrada del invierno - Poemas de RUBÉN DARÍO
Cancion de otoÑo a la entrada del invierno
Poema publicado el 08 de Diciembre de 2007
¡Ya tengo miedo de querer!,
puesto que aquéllo que es querido
se está en peligro de perder
por engaño, o ausencia u olvido.
Y si es querer a una mujer,
como me enseñó a padecer
tal o cual pasado amor mío,
sería en mi alma desvarío
el repetir y recaer.
Yo vi un cisne muerto de frío...
¡Ya tengo miedo de querer!
Como la amistad es abrigo
en la lucha de nuestro ser,
aún sé gustar pan de su trigo.
En su campo me fui a pacer.
Y a ser el "asno" del amigo...
¡Ya tengo miedo de querer!
Quise amar a un ángel sagrado
y quise amar a Lucifer,
y por los dos fui traicionado;
ninguno en mi alma pudo ver
lo que hay de puro o condenado...
¡Ya tengo miedo de querer!
Mi vida, como Asuero a Ester,
maceré con sagrados ungentos.
Nadie ha vlsto mis pensamientos
del modo que se deben ver.
Yo siempre guardo mis alientos
confiado en lo que tienen de poder
los misteriosos elementos...
¡Ya tengo miedo de querer!
A ti, fuerza desconocida,
quisiera consagrar mi vida
si algo de ti dejaras ver
a mi ánima dolorida
de tanto sufrir y caer,
y a mi fe en la nieve aterida...
¡Si gracia en mí fuera encendida
no habría miedo de querer!
Poema publicado el 08 de Diciembre de 2007
¡Ya tengo miedo de querer!,
puesto que aquéllo que es querido
se está en peligro de perder
por engaño, o ausencia u olvido.
Y si es querer a una mujer,
como me enseñó a padecer
tal o cual pasado amor mío,
sería en mi alma desvarío
el repetir y recaer.
Yo vi un cisne muerto de frío...
¡Ya tengo miedo de querer!
Como la amistad es abrigo
en la lucha de nuestro ser,
aún sé gustar pan de su trigo.
En su campo me fui a pacer.
Y a ser el "asno" del amigo...
¡Ya tengo miedo de querer!
Quise amar a un ángel sagrado
y quise amar a Lucifer,
y por los dos fui traicionado;
ninguno en mi alma pudo ver
lo que hay de puro o condenado...
¡Ya tengo miedo de querer!
Mi vida, como Asuero a Ester,
maceré con sagrados ungentos.
Nadie ha vlsto mis pensamientos
del modo que se deben ver.
Yo siempre guardo mis alientos
confiado en lo que tienen de poder
los misteriosos elementos...
¡Ya tengo miedo de querer!
A ti, fuerza desconocida,
quisiera consagrar mi vida
si algo de ti dejaras ver
a mi ánima dolorida
de tanto sufrir y caer,
y a mi fe en la nieve aterida...
¡Si gracia en mí fuera encendida
no habría miedo de querer!
¿Te gusta este poema? Compártelo:
«« más poemas de RUBÉN DARÍO