Ella - Poemas de Manuel Cabello RamÍrez
Ella
Poema publicado el 26 de Mayo de 2022
Ella
Recorrí el valle a todo galope, el sudor de mi caballo indicaba cuanto habíamos recorrido, su jadear era intenso, un palmetazo en su cuello para calmar su ímpetu salvaje, solo quería llegar pronto al encuentro deseado, a la casa que compartía con ella, ese refugio que nos cobijaba con ternura, el aroma de los leños los sentía a la distancia y el crepitar de sus brazas sonaban en mi mente.
Atrás una nube de polvo sacudía el camino sinuoso, una piedra salto con el paso de los cascos de mi fiel compañero, nada me detenía solo ver su cara una vez más, sus ojos trigueños su cabellera al viento, libre como una golondrina de otoño, su perfume de hembra nativa que me enloquecía, su cuerpo formado por los años nobles de su juventud, cuidado con maestría.
Ella era mi único fin de esa loca carrera, tomarla entre mis brazos besarla como una agonía sin fin acariciar su cuerpo y entrelazarnos en un delirio de amor, su aroma su aliento recorriendo mi pecho, ese amor indescriptible como un grito al viento, los sonidos de las aves y el verdor del campo me acompañan en mi loco intento como llegar más aprisa a ese encuentro.
El ladrido de mi perro en la lejanía del estero me guía por el camino estrecho forjado con rocas y algún árbol sobreviviente de este crudo invierno, el frio cala mis huesos, pero sé que al final encontrare el fogoso amor de todos los tiempos, tomarla, fundirnos en un solo cuerpo, recorrer los voluptuosos caminos de su preciado e intimo templo.
Ella me espera, por fin llego, la tomo entre mis brazos y ese beso ansiado con su aliento me nutre de amor intenso, es mi justo premio a tantos kilómetros recorridos, encuentro la miel intima que libo con placer absoluto, desfalleciendo en una nube de silencio, mi corazón palpita con intenso amor, es el dulce premio a los deseos más recónditos de mis pensamientos.
Poema publicado el 26 de Mayo de 2022
Ella
Recorrí el valle a todo galope, el sudor de mi caballo indicaba cuanto habíamos recorrido, su jadear era intenso, un palmetazo en su cuello para calmar su ímpetu salvaje, solo quería llegar pronto al encuentro deseado, a la casa que compartía con ella, ese refugio que nos cobijaba con ternura, el aroma de los leños los sentía a la distancia y el crepitar de sus brazas sonaban en mi mente.
Atrás una nube de polvo sacudía el camino sinuoso, una piedra salto con el paso de los cascos de mi fiel compañero, nada me detenía solo ver su cara una vez más, sus ojos trigueños su cabellera al viento, libre como una golondrina de otoño, su perfume de hembra nativa que me enloquecía, su cuerpo formado por los años nobles de su juventud, cuidado con maestría.
Ella era mi único fin de esa loca carrera, tomarla entre mis brazos besarla como una agonía sin fin acariciar su cuerpo y entrelazarnos en un delirio de amor, su aroma su aliento recorriendo mi pecho, ese amor indescriptible como un grito al viento, los sonidos de las aves y el verdor del campo me acompañan en mi loco intento como llegar más aprisa a ese encuentro.
El ladrido de mi perro en la lejanía del estero me guía por el camino estrecho forjado con rocas y algún árbol sobreviviente de este crudo invierno, el frio cala mis huesos, pero sé que al final encontrare el fogoso amor de todos los tiempos, tomarla, fundirnos en un solo cuerpo, recorrer los voluptuosos caminos de su preciado e intimo templo.
Ella me espera, por fin llego, la tomo entre mis brazos y ese beso ansiado con su aliento me nutre de amor intenso, es mi justo premio a tantos kilómetros recorridos, encuentro la miel intima que libo con placer absoluto, desfalleciendo en una nube de silencio, mi corazón palpita con intenso amor, es el dulce premio a los deseos más recónditos de mis pensamientos.
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