Los niños campesinos - Poemas de Helmer Momphotes
Los niños campesinos
Poema publicado el 10 de Octubre de 2003
Ramoncito el hermanito
de Rosita y Manuelita,
vivía en la finquita
con sus padres y abuelita.
Por el monte correteaba
entre pájaros volando;
sobre árboles trepaba
a los bichos asustando.
Se bañaba en las cascadas
y bebía en nacimientos;
respirando bocanadas
de aire sin ungüentos.
Con Rosita y Manuelita
en naranjos se ocultaban;
se comían la frutita
y a su sombra descansaban.
Desde el rancho los llamaron
el papá, la mamá y no sé quien;
en carrera allí llegaron
les dijeron que “¡Muy bién!.
Que a las manos les quitaran
toditito el lodasal.
Que mochilas prepararan
para ir a la ciudad.
Como un rayo se peinaron
y sonrientes se movían.
A caballo ya partieron
pero pronto volverían.
Cinco días habían pasado
la ciudad ya no querían;
en el parque habían jugado
pero a el no volverían.
Que plantas no encontraron,
habían cosas de cemento;
con vidrios se cortaron
lamentaron el momento.
Si a las calles se salían,
los carros les pitaban;
mil olores se sentían
de basuras que abundaban.
Que cerca pasaba un río,
los vecinos les dijeron;
se fueron con gran brío
pero tristes se pusieron
Habían piedras por montones
en el cause ya secado;
gallinazos y ratones,
como nunca imaginado.
No alcanzaban a entender
Lo de niños allí jugando;
ni tampoco comprender
lo que estaba pasando.
Ramoncito y sus hermanas
entre ellos se miraban,
racordaron caminadas
que en la finca disfrutaban.
Cuando a casa regresaron
a sus padres les pidieron,
que a la finca se volvieran,
¡la ciudad ya conocieron!
Poema publicado el 10 de Octubre de 2003
Ramoncito el hermanito
de Rosita y Manuelita,
vivía en la finquita
con sus padres y abuelita.
Por el monte correteaba
entre pájaros volando;
sobre árboles trepaba
a los bichos asustando.
Se bañaba en las cascadas
y bebía en nacimientos;
respirando bocanadas
de aire sin ungüentos.
Con Rosita y Manuelita
en naranjos se ocultaban;
se comían la frutita
y a su sombra descansaban.
Desde el rancho los llamaron
el papá, la mamá y no sé quien;
en carrera allí llegaron
les dijeron que “¡Muy bién!.
Que a las manos les quitaran
toditito el lodasal.
Que mochilas prepararan
para ir a la ciudad.
Como un rayo se peinaron
y sonrientes se movían.
A caballo ya partieron
pero pronto volverían.
Cinco días habían pasado
la ciudad ya no querían;
en el parque habían jugado
pero a el no volverían.
Que plantas no encontraron,
habían cosas de cemento;
con vidrios se cortaron
lamentaron el momento.
Si a las calles se salían,
los carros les pitaban;
mil olores se sentían
de basuras que abundaban.
Que cerca pasaba un río,
los vecinos les dijeron;
se fueron con gran brío
pero tristes se pusieron
Habían piedras por montones
en el cause ya secado;
gallinazos y ratones,
como nunca imaginado.
No alcanzaban a entender
Lo de niños allí jugando;
ni tampoco comprender
lo que estaba pasando.
Ramoncito y sus hermanas
entre ellos se miraban,
racordaron caminadas
que en la finca disfrutaban.
Cuando a casa regresaron
a sus padres les pidieron,
que a la finca se volvieran,
¡la ciudad ya conocieron!
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