Sala de espera - Poemas de Gema Santamaría
Sala de espera
Poema publicado el 05 de Enero de 2000
tengo más de cien razones para no amarte
y una sola sin razón para morir por ti.
tengo todo mi equipaje y, sin embargo, me siento desarropada y con la soledad revuelta.
soy una gitana que ha extraviado su bola de cristal y su carruaje.
todos los relámpagos sobre este viaje solitario.
aquí estoy de nuevo, con el alma deshilada y el corazón hecho una cáscara de sangre.
tengo mis zapatos andaderos, unos pantalones sucios
y un abrigo que no reúne los botones suficientes para cubrirme de este frío.
he dejado atrás mis verdaderas pertenencias : el sobresalto de mi pecho,
la pasión a tientas de mis dedos y unas cuantas, encarecidas certezas.
es otra la mujer que regresa, amarilla y cabizbaja. con las costuras de
la piel mirando hacia fuera, como deben llevarse las prendas para no atraer malos presagios.
tengo toda la tristeza reunida en estos ojos ciegos y severos,
como mamíferos de agua dulce. todas tus batallas y tus muertes
bañándome en la sábana púrpura donde se reinventan los milagros de las iglesias.
tengo todo mi equipaje y, sin embargo, no logro volver a esa mujer
sedimentaria que abre sus ojos en la página segunda del pasaporte.
es otra mujer la que regresa; tijereteada, devuelta en un rompecabezas.
sin ti he perdido mi centro y he olvidado para siempre mi periferia.
Poema publicado el 05 de Enero de 2000
tengo más de cien razones para no amarte
y una sola sin razón para morir por ti.
tengo todo mi equipaje y, sin embargo, me siento desarropada y con la soledad revuelta.
soy una gitana que ha extraviado su bola de cristal y su carruaje.
todos los relámpagos sobre este viaje solitario.
aquí estoy de nuevo, con el alma deshilada y el corazón hecho una cáscara de sangre.
tengo mis zapatos andaderos, unos pantalones sucios
y un abrigo que no reúne los botones suficientes para cubrirme de este frío.
he dejado atrás mis verdaderas pertenencias : el sobresalto de mi pecho,
la pasión a tientas de mis dedos y unas cuantas, encarecidas certezas.
es otra la mujer que regresa, amarilla y cabizbaja. con las costuras de
la piel mirando hacia fuera, como deben llevarse las prendas para no atraer malos presagios.
tengo toda la tristeza reunida en estos ojos ciegos y severos,
como mamíferos de agua dulce. todas tus batallas y tus muertes
bañándome en la sábana púrpura donde se reinventan los milagros de las iglesias.
tengo todo mi equipaje y, sin embargo, no logro volver a esa mujer
sedimentaria que abre sus ojos en la página segunda del pasaporte.
es otra mujer la que regresa; tijereteada, devuelta en un rompecabezas.
sin ti he perdido mi centro y he olvidado para siempre mi periferia.
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