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Estatuillas - Poemas de FLORIANO MARTINS


 
 
Estatuillas
Poema publicado el 18 de Octubre de 2001

               



                                                                  A Rolando Toro





Ser la imagen tuya sin causarte aflicción,
figurando en tu ser como el fuego.
Pasas por mí y no me ocultas un dolor,
en paz como el dios de tu morada.
Tú me diste el espíritu y me diste el ojo,
la caverna profunda en que me pongo
para que luches con toda la fuerza del nombre.
Tu doble rehaz el que tuve y vi y fui,
sombras cuyos atributos conspiran aún.
Una de ellas habita en la esquiva oscuridad.
Otra se arrastra por rostros que retroceden.
Una habrá que me verá trayendo la noche.
Son como palabras heredadas por el fuego.
Por toda la tierra vagan y nada crece allí.
El nombre es apenas parte de su legado,
uno de los símbolos de la muerte que graban
en formas diversas y versos suplicantes
que dicen también dame un camino.
Figuras de piedra y madera y porcelana,
las mismas que tenemos siempre en casa
y que no dejan de agitar el corazón.
Tú eres un pájaro y un sol y un túmulo
de un dios que imita el curso de tus días.
Tu bella forma golpea a cualquier escriba
en traducción de tinieblas o tierra santa.
Pasaje y sello abisal de toda creencia.
Lo que buscas y lo que el libro oculta
en líneas invisibles a quien supone saberlas.




Traducidos al español por Benjamín Valdivia





                                          ESTATUETAS

                                                                     A Rolando Toro



Ser tua imagem sem causar-te aflição,
figurando em teu ser como o fogo.
Passas por mim e não me fraudas a dor,
em paz com o deus de tua morada.
Tu me deste o espírito e me deste o olho,
o côvado profundo em que me ponho
para que lutes com toda a força do nome.
Teu duplo refaz o que tive e vi e fui,
sombras cujos atributos conspiram ainda.
Uma delas mora na esquiva escuridão.
Outra se arrasta por rostos que recuam.
Haverá uma que me vê trazendo a noite.
São como palavras herdadas pelo fogo.
Por toda a terra vagam e nada cresce ali.
O nome é apenas parte de seu legado,
um dos símbolos da morte que entalham
em formas várias e suplicantes versos
que dizem o mesmo dá-me um caminho.
Figuras de pedra e madeira e porcelana,
as mesmas que temos sempre em casa
e que não deixam de bater o coração.
Tu és um pássaro e um sol e o túmulo
de um deus que imita o curso de teus dias.
Tua bela forma golpeia qualquer escriba
em tradução de trevas ou terra santa.
Passagem e selo abissal de toda crença.
O que buscas e o que o livro oculta
em linhas invisíveis a quem supõe sabê-las.

       

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