Miseria - Poemas de FEDERICO BERMÚDEZ Y ORTEGA
Miseria
Poema publicado el 25 de Mayo de 2000
Oye avaro hambriento que amas la vigilia
porque así el tesoro puedes custodiar.
¡Monstruo de ojos hechos a mirar visiones
detrás de los hierros del área infernal!
Caja enflaquecida de carnes llagosas,
que encierras un alma que odia Satanás;
¡sapo horripilante, reptil nauseabundo
que adoras la cresa de tu lodazal!
Cierra bien la entrada de tu cueva oscura,
no hagas luz adentro, que a la claridad
se entrará el fantasma de tu propia sombra,
dentro la caverna donde está el caudal.
No oigas si a tu puerta llama el pordiosero
guarda tus monedas, cómete tu pan;
guarda tus harapos cuando ya podridos
caigan de tu cuerpo, ¡pobre Barrabás!
Deja que el desnudo muera a la intemperie,
deja que el hambriento muera sin comer;
no dejes que nadie se manche las manos
con tus propiedades, y habrás hecho bien.
Si el prójimo sufre, no es tuya la culpa,
el tiempo no pierdas en la caridad;
no duermas, ahorra tus horas nocturnas
¡que las ratas pueden comerte tu pan!
Huye del contacto de tus semejantes,
cierra tu caverna para la amistad;
vive entre las sombras tu misantropía
¡sin cuidarte mucho de la soledad!
El silencio engendra duendes y fantasmas
que robarte pueden algo del caudal;
cuenta con cuidado tu montón de oro,
cuéntalo mil veces, ¡vuélvelo a contar!
Monstruo de ojos hechos a mirar visiones
detrás de los hierros del arca infernal;
no oigas si a tu puerta llama el pordiosero,
¡guarda tus monedas, cómete tu pan...!
Poema publicado el 25 de Mayo de 2000
Oye avaro hambriento que amas la vigilia
porque así el tesoro puedes custodiar.
¡Monstruo de ojos hechos a mirar visiones
detrás de los hierros del área infernal!
Caja enflaquecida de carnes llagosas,
que encierras un alma que odia Satanás;
¡sapo horripilante, reptil nauseabundo
que adoras la cresa de tu lodazal!
Cierra bien la entrada de tu cueva oscura,
no hagas luz adentro, que a la claridad
se entrará el fantasma de tu propia sombra,
dentro la caverna donde está el caudal.
No oigas si a tu puerta llama el pordiosero
guarda tus monedas, cómete tu pan;
guarda tus harapos cuando ya podridos
caigan de tu cuerpo, ¡pobre Barrabás!
Deja que el desnudo muera a la intemperie,
deja que el hambriento muera sin comer;
no dejes que nadie se manche las manos
con tus propiedades, y habrás hecho bien.
Si el prójimo sufre, no es tuya la culpa,
el tiempo no pierdas en la caridad;
no duermas, ahorra tus horas nocturnas
¡que las ratas pueden comerte tu pan!
Huye del contacto de tus semejantes,
cierra tu caverna para la amistad;
vive entre las sombras tu misantropía
¡sin cuidarte mucho de la soledad!
El silencio engendra duendes y fantasmas
que robarte pueden algo del caudal;
cuenta con cuidado tu montón de oro,
cuéntalo mil veces, ¡vuélvelo a contar!
Monstruo de ojos hechos a mirar visiones
detrás de los hierros del arca infernal;
no oigas si a tu puerta llama el pordiosero,
¡guarda tus monedas, cómete tu pan...!
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