L - Poemas de Carlos Clará
L
Poema publicado el 01 de Enero de 2006
I
hace media hora que no llueve y el amor es humedad agitada
nunca se sabe cuando se bebe polvo o cobardía
si yo supiera el odio que he de beber
no necesitaría ni por tristeza el ruido de un corazón roto
ser pez en las hogueras del cuerpo
por los cuerpos de los cuerpos filo en el cuello
niños sobre el lomo del pulso enamorado
una certeza tener una en el insomnio
mataría hasta en la rendija más limpia de las venas
cerraría las puertas igual que ojos y descansaría
sobre la única piedra negra de la luz
no bastaría ser clorofila o herrumbre
y revelarte la saliva y el espanto
Lucía pero el tiempo es demonio en la mirada
no no es cierto no bastaría con eso
no pido menos que la raíz y las voces el pecado
con eso construiría mi rostro en los estanques
la tenazas de la soga en el papel
si uno adivinara la alegría o las batallas
la delicia de arrojar los ojos a la desnudez
Lucía la marea es alta y tu sal es conspiración en mi lengua herida
pero no llueve
y las palabras se llenan de cortezas y algas
hace mil años que no llueve entre las marcas de la mano
y aún están abiertas
porque tengo la infinita queja de tu sangre
la infinita saliva zarza que me habla
y me quema
que habla y quema
con la plena multitud de tu alevosía
II
sobre los libros apilados
la noche se atreve a dejar la humedad de Lucía en mi boca
por ahora
la brisa entra desordenada como si intentara apartar los alfileres del piso
y dejar limpio de sombras el rostro
pero apenas pongo un pie y el tiempo hierve en malas horas
todavía lucen quebrados los vidrios de la cama desteñida
un cuarto con periódicos regados en el piso
no es lugar para creerse firme en los collares del silencio
es acá donde arrastro los pies y me muerdo los labios por coraje
te rodeo Lucía con flores disecadas y lentos cadáveres del mar
él nos observa el amor entre los libros
y los gatos simplemente preparan su aguijón para alcanzarnos
con sed de cobarde despegándonos del vidrio el asco por el camino
entre los perros y el invierno amanece
él nos observa y jamás nacemos
III
ojalá esta paz
ojalá la sonrisa
Poema publicado el 01 de Enero de 2006
I
hace media hora que no llueve y el amor es humedad agitada
nunca se sabe cuando se bebe polvo o cobardía
si yo supiera el odio que he de beber
no necesitaría ni por tristeza el ruido de un corazón roto
ser pez en las hogueras del cuerpo
por los cuerpos de los cuerpos filo en el cuello
niños sobre el lomo del pulso enamorado
una certeza tener una en el insomnio
mataría hasta en la rendija más limpia de las venas
cerraría las puertas igual que ojos y descansaría
sobre la única piedra negra de la luz
no bastaría ser clorofila o herrumbre
y revelarte la saliva y el espanto
Lucía pero el tiempo es demonio en la mirada
no no es cierto no bastaría con eso
no pido menos que la raíz y las voces el pecado
con eso construiría mi rostro en los estanques
la tenazas de la soga en el papel
si uno adivinara la alegría o las batallas
la delicia de arrojar los ojos a la desnudez
Lucía la marea es alta y tu sal es conspiración en mi lengua herida
pero no llueve
y las palabras se llenan de cortezas y algas
hace mil años que no llueve entre las marcas de la mano
y aún están abiertas
porque tengo la infinita queja de tu sangre
la infinita saliva zarza que me habla
y me quema
que habla y quema
con la plena multitud de tu alevosía
II
sobre los libros apilados
la noche se atreve a dejar la humedad de Lucía en mi boca
por ahora
la brisa entra desordenada como si intentara apartar los alfileres del piso
y dejar limpio de sombras el rostro
pero apenas pongo un pie y el tiempo hierve en malas horas
todavía lucen quebrados los vidrios de la cama desteñida
un cuarto con periódicos regados en el piso
no es lugar para creerse firme en los collares del silencio
es acá donde arrastro los pies y me muerdo los labios por coraje
te rodeo Lucía con flores disecadas y lentos cadáveres del mar
él nos observa el amor entre los libros
y los gatos simplemente preparan su aguijón para alcanzarnos
con sed de cobarde despegándonos del vidrio el asco por el camino
entre los perros y el invierno amanece
él nos observa y jamás nacemos
III
ojalá esta paz
ojalá la sonrisa
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