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Del amor a la prosa y de la prosa al lamento de un amante - Poemas de Bandolero Del Amor


 
 
Del amor a la prosa y de la prosa al lamento de un amante
Poema publicado el 08 de Noviembre de 2010

Devuelvo  los ecos del amor a la cóncava  colina del dolor de una historia que acoje mi alma, frente a la imponente montaña rocosa de tu orgullo, pero inquebrantable de amor.

Mi espíritu, recostado oía cada dia y buscaba el encanto sublime de un corazon, que ya hace rescostado en el silencio del deseo, con su voz triste que deja el olvicanto de un beso, que se pierde entre mis labios.

Veo en mi espejo el reflejo de un pálido joven, que rasga papeles y destroza anillos, olvidando las frases de amores y asolando su mundo de lluvias y de vientos, cuando en mi pensamiento solo vive tu recuerdo.

Cubriré con tristeza mi cara para no desear tus labios y un sombrero de olvido  sobre mi cabeza me protegeré de los rayos de soledad que provocan a mi mente el mirarla y que añora mi cuerpo amarrado al de ella un tiempo de lozana hermosura, gastado por su capricho de alegarse de mi.

Precioso es el Tiempo de flores de sueños, de besos y rimas, que ciegan mi alma, más con ella no puede, ni el furor de los cielos, ni lo dulce de mis besos, de aquel bello tiempo enredado en su cuerpo.

De vez en vez, su pañuelo de desprecios cubren mis ojos, en cuyo lienzo no niego había unos extraños signos, que mojan los dibujos de amor en mi, con su líquido amargo, que en lágrimas, vueltas  cual perlas, mi dolo transforma al leer los recuerdos de poemas y frases de amor que paso escribiendo tan solo por ella.

A veces con sus ojos impulsa mis manos cual rayo de luz que salen del astro de mi corazón a viajar al estanque de sus sueños y olvidos y darle cada mañana en beso en la frente un beso en su gloria.

Pero usted, solo clave en mi sin piedad y sin perdón los dardos terribles de las palabras que no piensa su corazón que olvidan que en mi lo único que ha nacido hacia ti es un pedazo de amor.

A veces extendiendo mis brazos al vacío, y veo vagando su mirada, al tiempo que sus brazos, sin fijación alguna igual que su alma, sufre un mal delirio pues se que lo niega pero en su cama al igual que mi me anhela.

Yo se que guarda mis palabras y cartas, hábilmente  plegadas, que leyó suspirando y arrojada en amor mas de alguna lágrima por mi derramo.

Rompa los  muchos anillos de oro y recuerdo que aun no han llegado a su pensamiento, borre los besos que muy tiernamente he dejado en su piel y en todos huesos, tirelos al vacío que yo los recogeré para llevarlos al cielo.

Veo mis letras dirigidas a usted, encuentro más cartas con doliente  escritura, graciosamente unidas a dolor y amor, que aquí yo protejo de curiosas miradas.

Mis poemas los bañó con el llanto constante de sus ojos y antes de borrarlos los llenare con pasión y antes de mandarlos no dudare en besar cada palabra que sus perlas de ojos de mi leerán.

¡Oh, tú mi falsa sangre de amor, mi registro de mentiras de pasión! ¡Qué reprobable y triste, testimonio de amor soy que tu razón no deja ver mi corazón! ¡La tinta de mis besos es más oscura, merece esta  prisión! Merece tu distancia o merece tu amor.

Que no sea mi ruina su amor, sino el propio dolor que sin él yo pueda tener, que sea usted mi rosa fragante, fresca llena de  mi propia esencia, de mi delicado amor que no puedo malgastarlo en otros labios rojos que no sean los suyos.

Pero, para mi mala suerte, accedió al cortejo de un joven, que quiere mil amores, que quiere de usted beber el néctar de su amor, que quiere de la manera mas sutil recostarse en su pecho y allí siempre soñar entre su calor y los latidos de su corazón.

Su exterior es el lujo de la Naturaleza de la mas linda mujer que mis manos han amado y sus ojos de virgen prendieron en mi cara una sonrisa que nace en mis labios pero muere en los suyos.

El amor hace nido en mi y él se aposentó de usted y quiere verla acurrucada y abrazada bien tierna y alojada, tan segura y extasiada entre mis brazos, como yo lo estoy de sus besos y sus palabras de cariños que me hacen tanta falta.

He visto caer su pelo lacio en sus hombros desnudos, pero mi cuerpo hoy quiere ver como cae sus rizos en serpenteantes  ondas sobre su espalda ancha y fuerte húmeda y morena como las playas del mar.

Sopla la brisa o el viento en la Terrasa y escucho la vos de sus labios que llaman los míos, Lo que hace el  dulce amor, pronto encuentra un sirviente y no hay ojo que al verlo no turbe su mente, pues al tener su cara junto a la mía pienso no en sus besos, ni en su cuerpo, sino en poseer su alma y el generoso resumen del amor que quebrante toditos mis huesos.

Muchos se procuraron su divino retrato, para educar sus ojos y en él poner su mente, cual locos insensatos, que dan al pensamiento, todas las ilusiones que en tierra bendita de su cuerpo encuentran plantaciones de besos caricias y amores que solo yo como un jardinero quiero segar en sus noches de primaveras.

Hoy entre sueños conservare la ternura de su mágico encanto, conservaré la rama de la rosa que le entregué, conservare los pétalos rojos que ya hacen secos en su habitación, conservare mi esperanza y mis sueños que niega su mente, pero le grito a su corazón a los cuatro vientos que se le quiere sin razón.

Recuérdele a su amor que nunca pedí, tal privilegio de ser suyo cuando usted cedió a sus propios deseos, en donde encontré a esa mujer honesta y prohibida pero yo  encontré en la distancia su escudo y su amor.

Pero ¡ay! ¿Quién evita con gracias el adverso destino que enfrenta mi amor para ganarte a ti mujer de ensueño? ¿Dónde están los ejemplos, las palabras y sueños que en cada momento sin dudar me decías? La prudencia no sabe de peligros y nuestro amor el verdadero el que usted calla no sabe de razón, ni a quien se desea ni a quien no lo desea y al llegar este ardor, se escuchan los consejos de amigos como un filo de navaja mellado que ya le  falta agudeza para alejarle de mí. 

¡Ay, insensato amor quien gana si yo pierdo mi corazón, quien flota si yo me hundo sobre todo lo que mis labios besan! Mi paladar sediento de la prueba exquisita de sus besos, intenta ganarse su corazón, Vida mía! aunque la razón le grite: «¡Esta es tu realidad de pena de amor que mata el corazón. Yo sin dudar tan solo contestare «Este es un hombre que muere de amor desde que beso su corazón.

¡Oh, mi preciosa niña, mi gentil doncella, no temas a la razón, si digo por ti sagrados votos de la promesa que te hago, ¡jamás! la he pronunciado pues seguro estoy que los banquetes de amor a los que cien veces fui llamado, ninguno como tu me han llenado.

Mías son las faltas que me adornan y torturan, míos los errores de sangre, mas nunca del pensamiento, que en el amor no los he hecho, pues tu lo has dicho que en lo nuestro no hay contrato en que ningún amante como yo pueda buscar el pecado de tu amor y reclamarlo con valor.

Vida mía! Entre tantas doncellas, que mis ojos han visto, sólo tú has encendido el fuego de mi alma, el afecto y la dulzura, pues su encantó y su amor yo no los tengo.

Miro en ti un diamante hermoso y duro que encierra cualidades, tan raramente vistas, miro en ti una verde esmeralda que sólo al ser mirada corrige el brillo enfermo de los ojos más débiles que de amor que están muriendo, el zafiro de tus labios y el matizado ópalo de tu vientre, entre diversas joyas que tu divino cuerpo para mi esconde, de ellos y de ti,  yo me declaro hallador, de tu secreto mas guardo.

Pero no es lo suyo lo que recibo, sino lo que yo entrego a vos amada mía, que eres ante quien yo me rindo, es decir yo te entrego mi origen, mi destino, mis palabras y mis besos, mi poesía y mis versos, mi corazón y mis manos, mi cuerpo y mi alma y si hay lugar en ti, para lo que yo no puedo cargar os doy sin dudar todo mi Amor.

Extiende ahora, pues amada, tu mano delgada y fuerte pero tierna y suave y recibe en tu alma mis tiernas palabras.

¡oh, dulzura mía!  ¿Qué nos cuesta dejar lo que nunca tenemos o domar lo domado, limitar nuestros besos a labios ajenos.

¡Perdón, si mi elocuencia, responde a  la verdad! El destino me puso de frente a su mirada, logrando de inmediato su fuerza someterme y rendirme de amor por su dulce placer  y ahora quiere solo  dejar su enrejada ternura. El amor.

¡Permíteme que diga lo poderosa que  eres! Pues los rotos corazones, que ya me pertenecen ahora los vaciare todos en el mar, para depositarme yo completito en su privada alberca y todo yo y más lo volcare  en tu gracioso y exquisito cuerpo.

¡Oh, amor poderoso, amor omnipotente! Ni vínculos, ni lazos, ni votos, me unen a ti, pero me excita tu amor y es todo lo que quiero y mi amor es la paz contra tantas vergüenzas que temes, como el tuyo el alivio de mis sufrimientos.

Hoy escribo todas estas palabras salidas de mi alma,  palabras que dependen de  mí, y siento que se rompe mi pecho, se desgarra mi corazón y todo lo que necesito para poder vivir es tu precioso amor....

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