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El camino olvidado - Poemas de Antonio Munguia


 
 
El camino olvidado
Poema publicado el 30 de Mayo de 2013

Hay un camino perdido
entre mezquites y cerros.
Es una senda olvidada
donde quedó sin remedio
mi más sincera añoranza
y mi más íntimo anhelo.
Fue en un verano lluvioso
cuando nos dimos el beso
que marcó el punto de inicio
de un amor como de ensueño.
Testigos:  las florecillas
y ramajes del desierto,
que adornaban el paisaje
de un nuboso firmamento.
Recorrimos de la mano
interminable trayecto.
Aunque el sol nos regateaba
su calor de fuego intenso
nuestros sentidos temblaban
de pasión y de deseo.
El intercambio amoroso
cual instantáneo destello
nos dejó casi en el Limbo,
al prodigarnos excesos
de abrazos y de caricias
que con fuerza nos hirieron;
tanto que dejaron señas
profundas en nuestros cuerpos,
rasguños y moretones,
cicatrices y un sin cuento
de marcas que bien superan,
a nuestros pies que omitieron
sellar con profundas huellas,
sobre aquel camino incierto.
En el fuimos muy felices
antes de cambiar los tiempos,
por la distancia tan corta
que en lo nuestro fue muy lejos,
por la inconstancia y la incuria
de nuestros pocos  intentos
en  preservar nuestra dicha,
amortizando los celos
nacidos de las mentiras,
de seres de envidia llenos.
Hoy que la vida me enfrenta,
joven de alma siendo viejo,
al umbral desconocido
de otro verano, otros cerros
y un camino diferente,
me asalta un gran desconsuelo.
No hay florecillas del campo
ni los ramajes  desérticos
mojados oliendo a hierba,
que fue el perfume y aliento
de aquella tarde lluviosa
al calor del primer beso.
El ósculo delicioso,
cerrojo que abrió al encuentro
de nuestras  almas que antaño
con gran pasión se fundieron,
no tiene donde posarse.
No hay labios ni rostro tiernos
de alguien que a mi lado sienta…
y esa ausencia es un tormento.
Tú tienes tu vida hecha
y es otro tu compañero
que ante Dios un amor santo
te dio bajo juramento.
Eres de otro y para siempre,
por lo que triste y enfermo
parto hacia el plano insondable
del más allá donde espero
volver a sentirte mía,
guarda de mi cautiverio.

Nuestro amor fue flor efímera
mustia de pistilo y pétalos,
que sucumbió a la distancia
y al veneno de los celos.

MEMORIA:
24 DE JUNIO 1970, Una tarde inolvidable en los terrenos del "TIRO AL BLANCO" de Agua Prieta, Sonora (o fue del lado norteamericano cerca del cerro de la "D"?). Por motivos de mi trabajo en la planta de GENICO de Nogales, Sonora que me tuvo ausente con frecuencia, todo quedó olvidado.

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