Primer poema para antes de morir - Poemas de ANTONIO GAMERO
Primer poema para antes de morir
Poema publicado el 07 de Julio de 2004
Tengo los brazos locos de abrazarte
Y las manos tullidas
De repicar las rojas campanas de tus senos;
Me duelen las palabras, la boca sin saliva,
De retener tu nombre en el silencio.
Me está doliendo el alma
Con un dolor de espejos
Donde por muchos años
Se enarboló desnuda la flama de tu cuerpo.
Ya la muerte me busca
Para pedirme el último boleto:
Ya en tu lomo de piedra
Se escribe el testamento de mi rica pobreza:
Para mi madre lego
Un corazón llorado de suspiros
Y un alma proletaria que sabe de obediencias
Y sabe de los gritos rebeldes en la angustia:
Para mi padre, toda la fuerza de ser hombre
Y de haber desafiado
Las iras de los brutos con mi verbo,
Y para ti, mujer, que asistes mi agonía,
Queda mi nombre herido flotando en la tristeza
Y un hijo casi negro bulléndote en el pecho.
Y con tal de sentirme un hombre hombre
Eres hoy la más hembra de todas las mujeres:
Húmedos de tu frente
Los gatos negros de sus cejas hacen
Círculos de alegría, y tu serena
Actitud democrática me da
Libertad de que hable, de que piense,
De que maldiga al tiempo
Y de que suelte al mundo mis blasfemias.
Y no lloras ni vienes enlutada,
Sino vestida de valor y escándalo.
Y nada importa el ojo que te mira:
Tu presencia desvístese en el agua
Que brota de mi angustia;
En cambio yo, como amoroso perro,
Golosamente lamo la ceniza
Del fuego de tus muslos apagado
Y olfateo la sangre
Que enrojece tus manos.
Ya pitó su alarido mi sirena.
Soy un navío inglés que se está hundiendo
Con el mar de tu sangre en su redor.
¡Desde un avión nazista blindado de luceros,
Dios bombardea muerte sobre mi corazón!
Poema publicado el 07 de Julio de 2004
Tengo los brazos locos de abrazarte
Y las manos tullidas
De repicar las rojas campanas de tus senos;
Me duelen las palabras, la boca sin saliva,
De retener tu nombre en el silencio.
Me está doliendo el alma
Con un dolor de espejos
Donde por muchos años
Se enarboló desnuda la flama de tu cuerpo.
Ya la muerte me busca
Para pedirme el último boleto:
Ya en tu lomo de piedra
Se escribe el testamento de mi rica pobreza:
Para mi madre lego
Un corazón llorado de suspiros
Y un alma proletaria que sabe de obediencias
Y sabe de los gritos rebeldes en la angustia:
Para mi padre, toda la fuerza de ser hombre
Y de haber desafiado
Las iras de los brutos con mi verbo,
Y para ti, mujer, que asistes mi agonía,
Queda mi nombre herido flotando en la tristeza
Y un hijo casi negro bulléndote en el pecho.
Y con tal de sentirme un hombre hombre
Eres hoy la más hembra de todas las mujeres:
Húmedos de tu frente
Los gatos negros de sus cejas hacen
Círculos de alegría, y tu serena
Actitud democrática me da
Libertad de que hable, de que piense,
De que maldiga al tiempo
Y de que suelte al mundo mis blasfemias.
Y no lloras ni vienes enlutada,
Sino vestida de valor y escándalo.
Y nada importa el ojo que te mira:
Tu presencia desvístese en el agua
Que brota de mi angustia;
En cambio yo, como amoroso perro,
Golosamente lamo la ceniza
Del fuego de tus muslos apagado
Y olfateo la sangre
Que enrojece tus manos.
Ya pitó su alarido mi sirena.
Soy un navío inglés que se está hundiendo
Con el mar de tu sangre en su redor.
¡Desde un avión nazista blindado de luceros,
Dios bombardea muerte sobre mi corazón!
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