Con el ahora
cabal contemplarte, de duda
limpiado, ningún pasmo,
gozosamente, preparando
tu sonreír de ingravidez, tuyo,
de dispuesta
a lo sin resistencias, antinomias,
indeleble cuanto
del mundo apartaste, de ti agarrada
esa cruz materna, la vana ayuda de ruegos.
Avivársete, despertársete,
sea cesar,
sea reverte, sea lo por venir,
hasta donde apures el extremo,
en la vastedad de un todo crezcas,
dominio de lo impar, rescate
de cada criatura,
tú,
vestida de incorrupción,
y no azorarnos,
en tu día, hora, sin adiós,
como ante alguien
que desde siempre hubiera prometido
que con tamañan limpidez de desasirse
no se ausentaría ni retornaría,
le es igual que el caminar
de nubes por el cielo,
que semejan al aire.
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