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Sepia - Poemas de Walter Iraheta Nerio


 
 
Sepia
Poema publicado el 30 de Noviembre de -0001


Se mira una fotografía tantas veces, siempre estaba allí en la pared la     
fotografía, el bisabuelo con sus bigotes en espiral hacia las mejillas y     
su corbata de mariposa, el peinado engomado, a su lado la bisabuela         
dejaba mirar el cabello corto y como era rizado natural parecía una         
condesa, además con su vestido de bordados y cuello en collerette           
, esa habría sido una moda de la época y por la condición familiar de       
ascendencia también un tiempo pretérito, pero la foto guardaba una           
mirada ignota y de no ser por la moda se advertía que los personajes         
tendrían treinta años cuando hicieron ese retrato, los rasgos del           
tiempo estaban ahí en sus miradas y para hacer ese viaje nostálgico         
de lo no vivido la foto invitaba a curiosear en el cofre de los tesoros     
familiares donde habían más fotografías color sepia, ahí la mirada de       
los personajes seguía joven en la también joven ciudad de las colinas       
con sus diez avenidas y calles empedradas, una fotografía sepia era         
como una leyenda contada por nuestra madre al anochecer, al sur             
pasaba el ferrocarril y de las cumbres y el volcán bajaban carretas         
tiradas por bueyes que transportaban la uva del cafeto, el relato era       
casi increíble al imaginar aquel mundo tan cercano y tan lejano, el         
café en oro se llevaba al puerto de La Libertad y un barco lo ponía en       
Inglaterra, Holanda, Alemania o en Nueva York, cuando llegó el               
primer automóvil a Santa Tecla hubo una muchedumbre de curiosos,             
pronto llegaron los camiones y los primeros buses con carrocería de         
madera y se pusieron de moda los buses «Iris», en la capital dijeron         
adiós a los tranvías tirados por caballos, las fotografías sepia             
mostraban una velada de esos días especiales cuando Adelita Dueñas           
recitaba poemas mientras Teresa y Estebana tocaban en la orquesta           
de la familia, los amigos llegaban a casa para bailar polka, mazurca o       
el tres por cuatro, había una colección de fotos con el tío Benjamín         
tocando en la sinfónica nacional, esos eran días recientes pero             
evocados entre el color sepia y el blanco y negro de los recuerdos, la       
diversión era el cine mudo y las carreras de caballo en el hipódromo,       
hijo: donde ahora es El Cafetalón estaba el hipódromo, cuando               
aparecieron los primeros aparatos de radio se reunían los vecinos           
para escuchar las emisiones de las difusoras pioneras (…), hijo: los         
tiempos cambian, un terremoto borra el perfil de la ciudad o los             
vecinos emigran y se llevan parte de la historia, cuando llegaron los       
televisores blanco y negro a Santa Tecla aún era la ciudad de las           
colinas, ahora es un valle de cemento, yo me pierdo con tantas               
colonias que hicieron.                                                       

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