Permis de construire - Poemas de Waldo Rojas
Permis de construire
Poema publicado el 08 de Abril de 2001
Tras la brecha abierta como una limpia mordedura
en el ordenamiento de la calle, indigencia
de unos muros interiores,
llaneza a campo abierto del Arbol de los patios.
Nada advierte que debieran volver sobre sus pasos
el habitante devuelto al desierto de su larva,
y la Ciudad al vacío que apartara el primero
de sus muros.
No inscribe en su consigna impedir alejamientos
la empalizada de maderos desuncidos,
ni el reptar a tientas de la hiedra entre la escoria,
ni la glicina antigua perdida para su causa malva.
Para el tedio de nadie se alza ahora el muro lacerado
de las subdivisiones,
los rellanos redimidos de relentes de fritura y de letrina,
el dédalo ascendente de las vetas de humareda,
acallados los peldaños en la estampa de su trazo
y su rumbo de crujidos dejado en inminencia.
Infamia de los umbrales condenados.
Insolvencia del indicio de un número sin puerta.
La destrucción se agazapa en los espacios que socava
pero en los palmos de palidez rectangular sobre el papel
de las paredes
el vacío restituye en el eriazo una plenitud
en libre plática.
Poema publicado el 08 de Abril de 2001
Tras la brecha abierta como una limpia mordedura
en el ordenamiento de la calle, indigencia
de unos muros interiores,
llaneza a campo abierto del Arbol de los patios.
Nada advierte que debieran volver sobre sus pasos
el habitante devuelto al desierto de su larva,
y la Ciudad al vacío que apartara el primero
de sus muros.
No inscribe en su consigna impedir alejamientos
la empalizada de maderos desuncidos,
ni el reptar a tientas de la hiedra entre la escoria,
ni la glicina antigua perdida para su causa malva.
Para el tedio de nadie se alza ahora el muro lacerado
de las subdivisiones,
los rellanos redimidos de relentes de fritura y de letrina,
el dédalo ascendente de las vetas de humareda,
acallados los peldaños en la estampa de su trazo
y su rumbo de crujidos dejado en inminencia.
Infamia de los umbrales condenados.
Insolvencia del indicio de un número sin puerta.
La destrucción se agazapa en los espacios que socava
pero en los palmos de palidez rectangular sobre el papel
de las paredes
el vacío restituye en el eriazo una plenitud
en libre plática.
¿Te gusta este poema? Compártelo:
«« más poemas de Waldo Rojas