Xv - Poemas de Pedro Luis Menéndez
Xv
Poema publicado el 07 de Marzo de 2002
Y aquella veste negra de la esperanza
se enredaba en los días del hambre
o en el miedo
que la braña elegía para hacers e presencia/
sobre la luna vieja de semillas que fueron pan largo para todos
y hoy se aduermen/ inanes/ como frutos marchitos
de las entrañas rotas/
Qué lejos de las lágrimas
contra el viento del viento y los sueños redondos
de regresar al alma de los hogares blancos/
comezón del principio/ orígenes y lluvia
que traspasa los cercos/ las lindes/ los milagros
de un mundo prodigioso por esencia/
Qué lejos del invierno y de la roca
por amor de un atlántico destino
sin conocer la voz del que no supo tierra/
Cómo resuenan roncos
los gemidos azules de un pantalán de estelas
a través del deseo no prohibido/ una caricia al aire
y este frío desnudo como luz del dolor/
la serenata que se atreve a nombrar
de otro viaje la suerte
y un recuerdo de olas contra la noche muda
de todos los instantes/ ansiosa
desnudez para un regreso que nadie prometía
ni en el fugaz ademán de los adioses/
ni en las miradas tibias de las albas/ ni en el absoluto
de los crepúsculos que nombran la tristeza/
Cómo resuenan roncos los gemidos azules
sobre una luna vieja de semillas en duelo
contra el viento del viento
que nadie prometía/
ni en el ademán de los adioses/
ni en la tristeza del crepúsculo/
Poema publicado el 07 de Marzo de 2002
Y aquella veste negra de la esperanza
se enredaba en los días del hambre
o en el miedo
que la braña elegía para hacers e presencia/
sobre la luna vieja de semillas que fueron pan largo para todos
y hoy se aduermen/ inanes/ como frutos marchitos
de las entrañas rotas/
Qué lejos de las lágrimas
contra el viento del viento y los sueños redondos
de regresar al alma de los hogares blancos/
comezón del principio/ orígenes y lluvia
que traspasa los cercos/ las lindes/ los milagros
de un mundo prodigioso por esencia/
Qué lejos del invierno y de la roca
por amor de un atlántico destino
sin conocer la voz del que no supo tierra/
Cómo resuenan roncos
los gemidos azules de un pantalán de estelas
a través del deseo no prohibido/ una caricia al aire
y este frío desnudo como luz del dolor/
la serenata que se atreve a nombrar
de otro viaje la suerte
y un recuerdo de olas contra la noche muda
de todos los instantes/ ansiosa
desnudez para un regreso que nadie prometía
ni en el fugaz ademán de los adioses/
ni en las miradas tibias de las albas/ ni en el absoluto
de los crepúsculos que nombran la tristeza/
Cómo resuenan roncos los gemidos azules
sobre una luna vieja de semillas en duelo
contra el viento del viento
que nadie prometía/
ni en el ademán de los adioses/
ni en la tristeza del crepúsculo/
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