Otoño - Poemas de Manuel Cabello RamÍrez
 |
|
|
|
|
 | ||||
Otoño
Poema publicado el 03 de Mayo de 2022
Otoño
Cuando abriste tus pétalos, mil colores de ternura miraron al cielo ,fuiste polinizada por mil agentes, que llegaron a robar tu polen perfecto, que guardabas en una buhardilla secreta, solo para compartir mil aromas del impávido suelo que con nostalgia intuía que pronto te marchitarías pero tus retoños emergerían en otro lugar elegido por la machiega universal.
Cada hoja que cae indica que el otoño llega con prisa, nada lo detiene su inexorable caminar surca el espacio a través de los nobles arboles que se desvisten de sus hojas con pena y premura, mas saben que otra primavera llegará acompañada de tus fragancias irresistible como mágicos delirios ancestrales, que renacen cual siembra engendrada en tu suelo.
Los senderos son mullidas alfombras de hojas que depositadas con amor materno que han permanecido inermes, preparadas para acoger en sus brazos los aromas eternos, esa humedad perfecta que le otorga la saciedad requerida para los nuevos nacimientos de las flores que emergerán cual momento sublime como música congelada en el espacio del nacimiento.
Poema publicado el 03 de Mayo de 2022
Otoño
Cuando abriste tus pétalos, mil colores de ternura miraron al cielo ,fuiste polinizada por mil agentes, que llegaron a robar tu polen perfecto, que guardabas en una buhardilla secreta, solo para compartir mil aromas del impávido suelo que con nostalgia intuía que pronto te marchitarías pero tus retoños emergerían en otro lugar elegido por la machiega universal.
Cada hoja que cae indica que el otoño llega con prisa, nada lo detiene su inexorable caminar surca el espacio a través de los nobles arboles que se desvisten de sus hojas con pena y premura, mas saben que otra primavera llegará acompañada de tus fragancias irresistible como mágicos delirios ancestrales, que renacen cual siembra engendrada en tu suelo.
Los senderos son mullidas alfombras de hojas que depositadas con amor materno que han permanecido inermes, preparadas para acoger en sus brazos los aromas eternos, esa humedad perfecta que le otorga la saciedad requerida para los nuevos nacimientos de las flores que emergerán cual momento sublime como música congelada en el espacio del nacimiento.
¿Te gusta este poema? Compártelo:
«« más poemas de Manuel Cabello RamÍrez