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En qué redondez de la razón debería invertir lo cálido de mi cuerpo - Poemas de Juan Carlos Tuñon


 
 
En qué redondez de la razón debería invertir lo cálido de mi cuerpo
Poema publicado el 31 de Enero de 2020

Siluetas ufanas desaparecen en el ombligo ampuloso

de la noche ,sombras acartonadas golpean las paredes

y en universo inútil todo quedaría como está...


Bosquejo mudo ,sombrío y forzado

la noche de las tormentas

el tormento y un atormentado...


 bienvenidos al burdel del anarquista:


Soy nihilista, mi forma de pensar  la pesimista

y acaso el azar es mal barato

el alma catastral del sucio trato....


Brazos sin domicilio en manos de papel....


...y en la inscripción de la critica

ondean el dominio de las censuras...


La utilidad de los versos  contraedros...


El riel por el desperdiciado camino hacia la incontinencia...

el tren de la tercera edad que llega tarde y tan lejos....


Del infortunio de eternizarlo :


En el vano sucio

que alumbra la vela

cortinas de viento

mueven epopeyas....


Echan el telón : la muerte era de tierra


las tripas del sentido y el coraje

creer que la atadura no es viaje

reposta soledad de ansia nocturna...


La fuga fue a buscar una agonía

no hay noche que no  muera cada día...


Antagonismo ético


Quien despierta el odio y es lo más temido

alguien protegido en un sin vivir...


la belleza estúpida de lo inexorable...


cuánto tiempo perdido

en océanos de nada

las mareas del olvido

de recuerdos  nos naufraga...


Porque fueron a adorarse

en un festín de mudanzas...


La ligereza del amor que se abandona

como quien se despoja del vestido

a la luz de la carne...


algo corto y breve :

la vida agoniza al pensar que se nos muere...


la estación de los cobardes



Remotos marineros con los torsos desnudos ,

el capitán moja los labios mirando el firmamento

mientras la caricia del deseo  palidece su cara...


Los invitados ostentosos cedían al impulso de desearla

y allí clavada al diván con una copa en la mano

desnochaba los recuerdos  de una ambición amputada...


En las líneas sordas de los quejúmbrales

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