Nuestros hijos - Poemas de FRANCISCO DE FIGUEROA
Nuestros hijos
Poema publicado el 22 de Febrero de 2007
Los hijos tienen besos en la boca
no son tus genes ni los míos,
son los de ellos.
Los hijos se cubren de frazadas nochecinas
de cantos de sirenas
de olvidos en la acera
de cafés de cabarets y terminales de bus
Son perros callejeros buscando mamas
calor
silencio
vesículas
son duendecillos cavernícolas antropofagando nuestra existencia
son burlones saqueadores de vidas enteras
son estrellitas tiradas sobre el río.
Los hijos son la almohada de mis sueños
la tierra que camino
la longitud de mi verso
No aprendí a darles todo el calor que encierran mis sobacos
ni la frialdad del ancestro cementerio
Les di,
¡oh ufana vida!,
mis lucecitas candilejas
mis sábanas sudorosas
mis nubarrones de lluvia
mis pedacitos de cielo.
Supe que venían cuando apedreaban el vientre
cuando inventaban latidos
cuando callaban fatigados mis noches de deseo
Llegaron cuando el día ensombrecía el presupuesto...
Llegaron,
babosos
a cagarse en mi existencia
¡Gracias a Dios, lo hicieron!
para enseñarme que el mundo
es más ancho que mis piernas.
Poema publicado el 22 de Febrero de 2007
Los hijos tienen besos en la boca
no son tus genes ni los míos,
son los de ellos.
Los hijos se cubren de frazadas nochecinas
de cantos de sirenas
de olvidos en la acera
de cafés de cabarets y terminales de bus
Son perros callejeros buscando mamas
calor
silencio
vesículas
son duendecillos cavernícolas antropofagando nuestra existencia
son burlones saqueadores de vidas enteras
son estrellitas tiradas sobre el río.
Los hijos son la almohada de mis sueños
la tierra que camino
la longitud de mi verso
No aprendí a darles todo el calor que encierran mis sobacos
ni la frialdad del ancestro cementerio
Les di,
¡oh ufana vida!,
mis lucecitas candilejas
mis sábanas sudorosas
mis nubarrones de lluvia
mis pedacitos de cielo.
Supe que venían cuando apedreaban el vientre
cuando inventaban latidos
cuando callaban fatigados mis noches de deseo
Llegaron cuando el día ensombrecía el presupuesto...
Llegaron,
babosos
a cagarse en mi existencia
¡Gracias a Dios, lo hicieron!
para enseñarme que el mundo
es más ancho que mis piernas.
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