Memorial de la vida - Poemas de Francisco de Asís Fernández
Memorial de la vida
Poema publicado el 26 de Octubre de 2009
Cuantas me amaron, ganaron.
Porque vieron el mundo con mis ojos.
Tocaron con su piel y besaron las impurezas
de un infierno terrenal de delicias.
Vieron la noche como una madrugada
y el fuego se escurrió como el hielo dentro de su boca. -,.
Se perdieron conmigo en el mundo
pero salvaron los desperdicios del alma.
La luz resplandeciente del amor
puso orden en el caos de sus vidas,
amaron las estrellas y no le temieron a la noche.
La mujer sobre su hombre en la noche
es inseparable como un gusano en un cadáver fétido
y piensa que las estrellas
son paredes del palacio del cielo,
y tímidas y ágiles como las cabras
trepan sobre su hombre
buscando el secreto de la inmortalidad,
y ven a través de la corteza de las cosas materiales,
y los asuntos del amor
los escriben con una caligrafía presuntuosa.
Con todas ellas actué el papel estelar de mi propia vida.
Ahora, persistente y turbio, espío la vida que viví.
Si me regresara sobre mis pasos
sobre el balcón de la naturaleza,
si la duda humana no se hubiera metido
en lo sobrenatural del pensamiento,
con un solo beso que me devolvieran sanaría mi alma;
un beso áspero de un amor con herrumbre.
Poema publicado el 26 de Octubre de 2009
Cuantas me amaron, ganaron.
Porque vieron el mundo con mis ojos.
Tocaron con su piel y besaron las impurezas
de un infierno terrenal de delicias.
Vieron la noche como una madrugada
y el fuego se escurrió como el hielo dentro de su boca. -,.
Se perdieron conmigo en el mundo
pero salvaron los desperdicios del alma.
La luz resplandeciente del amor
puso orden en el caos de sus vidas,
amaron las estrellas y no le temieron a la noche.
La mujer sobre su hombre en la noche
es inseparable como un gusano en un cadáver fétido
y piensa que las estrellas
son paredes del palacio del cielo,
y tímidas y ágiles como las cabras
trepan sobre su hombre
buscando el secreto de la inmortalidad,
y ven a través de la corteza de las cosas materiales,
y los asuntos del amor
los escriben con una caligrafía presuntuosa.
Con todas ellas actué el papel estelar de mi propia vida.
Ahora, persistente y turbio, espío la vida que viví.
Si me regresara sobre mis pasos
sobre el balcón de la naturaleza,
si la duda humana no se hubiera metido
en lo sobrenatural del pensamiento,
con un solo beso que me devolvieran sanaría mi alma;
un beso áspero de un amor con herrumbre.
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