A mi manera - Poemas de Francisco de Asís Fernández
A mi manera
Poema publicado el 27 de Noviembre de 2000
Amé tanto en la vida y voy a desaparecer.
Estúpido y joven vi las auras de las bellezas,
pude leer murmullos en el cielo
y viví un estado alterado de la conciencia.
Como el espíritu del mundo
viví suspenso en el rocío, en el aire,
en los rayos del sol y de la luna.
Viví la fantasía de lo que podía vivir
sustituyendo la realidad,
ligero y frívolo, con la profundidad de un charco
sobre el asfalto,
con un traje puesto, otro lavándose, y otro en el armario.
Con el corazón de un animal
y colores fuertes cubriendo mi cuerpo
gocé perlas y concubinas,
alimenté un temperamento para el amor
y fui prisionero de la morbosidad de la tristeza.
La mujer piensa que el hombre
nunca sabe nada del corazón
aunque lo vea arder en montañas de llamas
rojas y flameantes
y congelar su aliento con el sonido seco de la lagrima.
El mundo sobrenatural de la pasión
es más real y atemorizante:
burla a la muerte y vence a lo invencible.
El amor y la pasión van juntos:
la pasión destruye, y el amor
lo pone a uno en su lugar, sin resentimientos,
en el suplicio de la esperanza.
No sé si la guerra que viví
fue para aferrarme a lo que amé
o para destruirlo.
Pero la diversión de la vida
acaba gruñendo y gimiendo.
La naturaleza siempre dice la verdad:
al ser humano le gusta su propia basura
y ve lo negro de la noche
con el color de los ojos de la amante
Amé tanto en la vida y voy a desaparecer.
Granada, 29 de noviembre de 2001.
Poema publicado el 27 de Noviembre de 2000
Amé tanto en la vida y voy a desaparecer.
Estúpido y joven vi las auras de las bellezas,
pude leer murmullos en el cielo
y viví un estado alterado de la conciencia.
Como el espíritu del mundo
viví suspenso en el rocío, en el aire,
en los rayos del sol y de la luna.
Viví la fantasía de lo que podía vivir
sustituyendo la realidad,
ligero y frívolo, con la profundidad de un charco
sobre el asfalto,
con un traje puesto, otro lavándose, y otro en el armario.
Con el corazón de un animal
y colores fuertes cubriendo mi cuerpo
gocé perlas y concubinas,
alimenté un temperamento para el amor
y fui prisionero de la morbosidad de la tristeza.
La mujer piensa que el hombre
nunca sabe nada del corazón
aunque lo vea arder en montañas de llamas
rojas y flameantes
y congelar su aliento con el sonido seco de la lagrima.
El mundo sobrenatural de la pasión
es más real y atemorizante:
burla a la muerte y vence a lo invencible.
El amor y la pasión van juntos:
la pasión destruye, y el amor
lo pone a uno en su lugar, sin resentimientos,
en el suplicio de la esperanza.
No sé si la guerra que viví
fue para aferrarme a lo que amé
o para destruirlo.
Pero la diversión de la vida
acaba gruñendo y gimiendo.
La naturaleza siempre dice la verdad:
al ser humano le gusta su propia basura
y ve lo negro de la noche
con el color de los ojos de la amante
Amé tanto en la vida y voy a desaparecer.
Granada, 29 de noviembre de 2001.
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