Yo sé que estás ahí - Poemas de Fernando Luis Pérez Poza
Yo sé que estás ahí
Poema publicado el 20 de Abril de 2001
YO SÉ QUE ESTÁS AHÍ
Yo sé que estás ahí,
atrapada en el vértigo que desnuda al miedo,
corazón de fuego que no se aviene a vivir sin jaula,
amazona de honduras que no existen.
Estás ahí.
Entre dunas que humean soledad
y recuerdos que congelan las venas,
escuchando trompetas de silencio,
como si el tiempo fuera un reloj parado
y el mundo aún permaneciera quieto
sobre el eje invisible de un andamio.
Estás ahí,
anclada en una taquicardia lenta
de ánfora cineraria,
derrochando féretros de angustia
y sepulcros de tristeza,
viendo discurrir la vida
desde el ojo tuerto
de un ciprés enfermo.
Estás tan dentro del crepúsculo
que todo te parece noche
y las sombras te miran
con la herrumbre ciega
de una vieja calavera.
Es tanta la feria de amargura
que te roe por dentro los huesos
que ya no quedan sótanos vacíos,
en el interior del tuétano,
para esconder las penas
y ahogar la voz de los espectros.
Pero no pienses que siempre será así,
con hielos que atraviesan la tarde
y pájaros sin alas que no cantan.
Algún día saldrá el sol para ti
con su risa bordada de amarillo infinito
y el verso azul de un horizonte nuevo
prendido en el ojal de la solapa.
Noviembre 2002©Fernando Luis Pérez Poza
Pontevedra. España.
Poema publicado el 20 de Abril de 2001
YO SÉ QUE ESTÁS AHÍ
Yo sé que estás ahí,
atrapada en el vértigo que desnuda al miedo,
corazón de fuego que no se aviene a vivir sin jaula,
amazona de honduras que no existen.
Estás ahí.
Entre dunas que humean soledad
y recuerdos que congelan las venas,
escuchando trompetas de silencio,
como si el tiempo fuera un reloj parado
y el mundo aún permaneciera quieto
sobre el eje invisible de un andamio.
Estás ahí,
anclada en una taquicardia lenta
de ánfora cineraria,
derrochando féretros de angustia
y sepulcros de tristeza,
viendo discurrir la vida
desde el ojo tuerto
de un ciprés enfermo.
Estás tan dentro del crepúsculo
que todo te parece noche
y las sombras te miran
con la herrumbre ciega
de una vieja calavera.
Es tanta la feria de amargura
que te roe por dentro los huesos
que ya no quedan sótanos vacíos,
en el interior del tuétano,
para esconder las penas
y ahogar la voz de los espectros.
Pero no pienses que siempre será así,
con hielos que atraviesan la tarde
y pájaros sin alas que no cantan.
Algún día saldrá el sol para ti
con su risa bordada de amarillo infinito
y el verso azul de un horizonte nuevo
prendido en el ojal de la solapa.
Noviembre 2002©Fernando Luis Pérez Poza
Pontevedra. España.
¿Te gusta este poema? Compártelo:
«« más poemas de Fernando Luis Pérez Poza