El hombre y su hambre ll - Poemas de Antonio R Munguia
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El hombre y su hambre ll
Poema publicado el 02 de Noviembre de 2011
Si el hambre es para el hombre el entablado
de cuanto su "Yo soy" le hace posible,
cada madre de su hijo es el fusible
en el cordón de plata intercalado;
de modo que al dar vida al hijo amado
hace enlace con Dios y es invencible
su maternal amor con la sensible
y estricta rectitud de su legado.
Por eso es que al morir hay un vacío
en el conducto que con Dios le une
y el hijo siente soledad y frío,
porque el lazo materno que reúne
libera y deja solitario hastío
que a hermanos y querencias cruel desune.
EL HOMBRE Y SU HAMBRE I
Una letra perfila su destino
porque el hOmbre a su meta en las alturas
se dirige con hAmbre a penas duras
avanzando entre piedras del camino.
La¨O” del hOmbre es esmeril que fino
pule del hAmbre letras y estructuras,
para hacer de esas piedras esculturas
dando forma a su jaspe alabastrino.
En su peregrinar sobre la tierra
el hombre a diario, al escalar montañas,
los temores y el hambre parco entierra
remontando entre espinas y cizañas,
impelido del ánimo que encierra
el YO SOY que palpita en sus entrañas.
Poema publicado el 02 de Noviembre de 2011
Si el hambre es para el hombre el entablado
de cuanto su "Yo soy" le hace posible,
cada madre de su hijo es el fusible
en el cordón de plata intercalado;
de modo que al dar vida al hijo amado
hace enlace con Dios y es invencible
su maternal amor con la sensible
y estricta rectitud de su legado.
Por eso es que al morir hay un vacío
en el conducto que con Dios le une
y el hijo siente soledad y frío,
porque el lazo materno que reúne
libera y deja solitario hastío
que a hermanos y querencias cruel desune.
EL HOMBRE Y SU HAMBRE I
Una letra perfila su destino
porque el hOmbre a su meta en las alturas
se dirige con hAmbre a penas duras
avanzando entre piedras del camino.
La¨O” del hOmbre es esmeril que fino
pule del hAmbre letras y estructuras,
para hacer de esas piedras esculturas
dando forma a su jaspe alabastrino.
En su peregrinar sobre la tierra
el hombre a diario, al escalar montañas,
los temores y el hambre parco entierra
remontando entre espinas y cizañas,
impelido del ánimo que encierra
el YO SOY que palpita en sus entrañas.
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