Poemas de la ausencia xx - Poemas de Ángel García Aller
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Poemas de la ausencia xx
Poema publicado el 01 de Mayo de 2008
Tan sólo
por decirte que te quiero estás en medio
de estos versos de fiebre, amor, de ausencia
como una espina dorsal atravesando
los poemas más sentidos de mi vida, como un aire
fugaz, como un consuelo llenándome el vacío
que impone tu distancia y tu recuerdo.
Están
sin duda tus señales, los fuegos de tu vida
ya descritos, tu escarcha más pura, los misterios
de barro que tú entrañas y yo encarno
gestando el motivo de un encuentro, limitando
más al sur de la esperanza mis abrazos.
He llegado
al final y tú conmigo, recitando
las cosas por su nombre o por el tuyo,
dando aliento los dos a nuestras voces, componiendo
lo que el tiempo ha descompuesto con la duda
o lo que ahora tan sólo es certidumbre
de tus noches, amor, y de tus lunas.
Yo te he hablado
de todo o casi todo, he reanimado
cada uno de tus gestos, la semblanza
de la luz o de la sombra y si me cabe
tu penumbra más lejana porque acaso
con la espera o el silencio imaginaba
más próximo que nunca tu regreso.
Unas veces
te he agarrado por el borde y te quejabas
temiendo que tan sólo me quedara
suspendido de tu tacto en las afueras,
sorprendido sin apenas sonsacarte
lo que al cabo de tu oferta cotidiana
era sin duda una inmensa añadidura
a todo lo que tú ya acostumbrabas.
Otras veces
buscaba más profunda en ti una brecha
y el amor se te salía a borbotones,
salpicando de inmediatas cercanías
los límites hallados de repente, algo
tan caliente que manaba
de tu cuerpo como el agua de un venero.
Ya sea
de borde o de brecha lo que importa
es que estos versos de amor que ahora te entrego
son tan tuyos como míos pues no en vano
los cruzas por el medio y los he escrito
tan sólo por decirte que te quiero.
Poema publicado el 01 de Mayo de 2008
Tan sólo
por decirte que te quiero estás en medio
de estos versos de fiebre, amor, de ausencia
como una espina dorsal atravesando
los poemas más sentidos de mi vida, como un aire
fugaz, como un consuelo llenándome el vacío
que impone tu distancia y tu recuerdo.
Están
sin duda tus señales, los fuegos de tu vida
ya descritos, tu escarcha más pura, los misterios
de barro que tú entrañas y yo encarno
gestando el motivo de un encuentro, limitando
más al sur de la esperanza mis abrazos.
He llegado
al final y tú conmigo, recitando
las cosas por su nombre o por el tuyo,
dando aliento los dos a nuestras voces, componiendo
lo que el tiempo ha descompuesto con la duda
o lo que ahora tan sólo es certidumbre
de tus noches, amor, y de tus lunas.
Yo te he hablado
de todo o casi todo, he reanimado
cada uno de tus gestos, la semblanza
de la luz o de la sombra y si me cabe
tu penumbra más lejana porque acaso
con la espera o el silencio imaginaba
más próximo que nunca tu regreso.
Unas veces
te he agarrado por el borde y te quejabas
temiendo que tan sólo me quedara
suspendido de tu tacto en las afueras,
sorprendido sin apenas sonsacarte
lo que al cabo de tu oferta cotidiana
era sin duda una inmensa añadidura
a todo lo que tú ya acostumbrabas.
Otras veces
buscaba más profunda en ti una brecha
y el amor se te salía a borbotones,
salpicando de inmediatas cercanías
los límites hallados de repente, algo
tan caliente que manaba
de tu cuerpo como el agua de un venero.
Ya sea
de borde o de brecha lo que importa
es que estos versos de amor que ahora te entrego
son tan tuyos como míos pues no en vano
los cruzas por el medio y los he escrito
tan sólo por decirte que te quiero.
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