Fuente luminosa - Poemas de Alfonso Fajardo
Fuente luminosa
Poema publicado el 11 de Noviembre de 2006
Hay un surtidor de epifanías que solo yo conozco
y en esa quintaesencia
mis ojos deben la dulzura ardiente de sus minerales
Yo soy el árbol: ya lo dijo el poeta
cuando hacia trabajos que al mismo diablo daría lástima
Yo soy el árbol repito y en pecho descansan
dibujos a cuchilladas de corazones que no valen la pena
atravesados por azules vientres donde ya no corre sangre
Y aquí
frente a la nocturna fuente luminosa
me digo: sos el mas grande de todos los magos
el mas indestructible de todos los mortales y
- como el cordero rabioso que reclama su porción de carne-
el mas feliz de todos los idiotas
Hay una puerta el infierno y sólo yo tengo su llave
Permítanme rugir la brumosa lengua del desarreglo
comer los sesos de la palabra
y embarrarme los ojos con la luz animal de la locura
Yo soy el sacerdote
a mis pies arrodíllanse
un zoológico de mascaras grotescas
un museo de lagartos osos hormigueros y payasos de cenizas
Soy el sacerdote
vivo del orgasmo y la sangre y el cuerpo que crucifico
no es mas que una flor venenosa
donde cabe la insanidad de mi sed
el demonio azul enclaustrado en mi pecho
y toda el agua gris de vida que su boca y sus poros recibieron
como el enfermera que lava las heridas en medio de la guerra de las calles
Hay una noche y en ella siembro mis aquelarres
Yo soy la fuerza la contradicción la energía
en mi convergen las hijas pervertidas de la esquizofrenia
las hijas de la paranoia las hijas del teatrero
de las imágenes y semejanzas tatuadas de lepra
Yo soy la energía y mi palabra nace del exceso
y del exceso brotan como pirañas los sueños
los engendros del dolor los ojos de la anarquía
los ríos los incendios los fusibles fosforescentes del poema
Poema publicado el 11 de Noviembre de 2006
Hay un surtidor de epifanías que solo yo conozco
y en esa quintaesencia
mis ojos deben la dulzura ardiente de sus minerales
Yo soy el árbol: ya lo dijo el poeta
cuando hacia trabajos que al mismo diablo daría lástima
Yo soy el árbol repito y en pecho descansan
dibujos a cuchilladas de corazones que no valen la pena
atravesados por azules vientres donde ya no corre sangre
Y aquí
frente a la nocturna fuente luminosa
me digo: sos el mas grande de todos los magos
el mas indestructible de todos los mortales y
- como el cordero rabioso que reclama su porción de carne-
el mas feliz de todos los idiotas
Hay una puerta el infierno y sólo yo tengo su llave
Permítanme rugir la brumosa lengua del desarreglo
comer los sesos de la palabra
y embarrarme los ojos con la luz animal de la locura
Yo soy el sacerdote
a mis pies arrodíllanse
un zoológico de mascaras grotescas
un museo de lagartos osos hormigueros y payasos de cenizas
Soy el sacerdote
vivo del orgasmo y la sangre y el cuerpo que crucifico
no es mas que una flor venenosa
donde cabe la insanidad de mi sed
el demonio azul enclaustrado en mi pecho
y toda el agua gris de vida que su boca y sus poros recibieron
como el enfermera que lava las heridas en medio de la guerra de las calles
Hay una noche y en ella siembro mis aquelarres
Yo soy la fuerza la contradicción la energía
en mi convergen las hijas pervertidas de la esquizofrenia
las hijas de la paranoia las hijas del teatrero
de las imágenes y semejanzas tatuadas de lepra
Yo soy la energía y mi palabra nace del exceso
y del exceso brotan como pirañas los sueños
los engendros del dolor los ojos de la anarquía
los ríos los incendios los fusibles fosforescentes del poema
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