El monarca soy yo - Poemas de SERGIO BADILLA CASTILLO
El monarca soy yo
Poema publicado el 18 de Octubre de 2001
El monarca soy yo, yo soy el monarca,
mis cabellos ondean al viento de complacencias y desdichas.
Hoy está más remoto el Olimpo desde su teta izquierda
con esas piernas pecaminosas de sujeta,
con la corola y las caderas dilatadas de gula
mi fertilidad se eleva impúdica
mis estambres de patriarca, mi androceo.
El monarca soy yo, yo soy el monarca
aquel que fue polígamo hasta la consumación de sus gónadas.
Facundias en noches de mujeres,
vicios reales con derecho a pernada,
después de una apasionada noche marital
con la sierva prometida.
Un meteoro cayó esa vez en el patio de tu casa
cuando todavía estaba enloquecido, con el descaro tenaz
del vínculo genésico,
y la mente condenada a la carne y al silencio.
El monarca soy yo, yo soy el monarca.
cuando percibo que vienes descalza por el sendero de los espinos
se yergue lúbrica mi fecundidad de semental cabrío.
Me sedujera ella, la que amo, / me abstraigo / hasta alcanzar el éxtasis,
entre sus muslos y su vientre de hembra obscena
y te arrullara luego como una digna delirada en mi aposento.
El monarca soy yo, yo soy el monarca.
Poema publicado el 18 de Octubre de 2001
El monarca soy yo, yo soy el monarca,
mis cabellos ondean al viento de complacencias y desdichas.
Hoy está más remoto el Olimpo desde su teta izquierda
con esas piernas pecaminosas de sujeta,
con la corola y las caderas dilatadas de gula
mi fertilidad se eleva impúdica
mis estambres de patriarca, mi androceo.
El monarca soy yo, yo soy el monarca
aquel que fue polígamo hasta la consumación de sus gónadas.
Facundias en noches de mujeres,
vicios reales con derecho a pernada,
después de una apasionada noche marital
con la sierva prometida.
Un meteoro cayó esa vez en el patio de tu casa
cuando todavía estaba enloquecido, con el descaro tenaz
del vínculo genésico,
y la mente condenada a la carne y al silencio.
El monarca soy yo, yo soy el monarca.
cuando percibo que vienes descalza por el sendero de los espinos
se yergue lúbrica mi fecundidad de semental cabrío.
Me sedujera ella, la que amo, / me abstraigo / hasta alcanzar el éxtasis,
entre sus muslos y su vientre de hembra obscena
y te arrullara luego como una digna delirada en mi aposento.
El monarca soy yo, yo soy el monarca.
¿Te gusta este poema? Compártelo:
«« más poemas de SERGIO BADILLA CASTILLO