Latidos espaciales - Poemas de Santiago Oreggia
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Latidos espaciales
Poema publicado el 21 de Mayo de 2000
El silencio espacial es alucinante,
como las centellas iluminadas del amor,
en mi vagabundear por las galaxias siderales,
de los mares de reflexión silenciosos.
Vago allí en el espacio,
entre planetas y estrellas refulgentes,
que iluminan la inmensidad del espacio
observando a la tierra,
tan pequeña,
como la pequeñez de mi humanidad,
sinónimo de mi corazón,
en busca del duende del amor.
Mi mente vuela por los espacios,
del tiempo transcurrido,
por el presente y por el futuro,
que el destino me deparara,
en medios de aullares silenciosos,
de las caracolas espaciales,
que contagian al espacio
de su infinito amoroso.
El cielo se plasma de preciosidad,
con el navegar de una cometa multicolor,
ante el estupor de mis ojos,
prisioneros de tanta belleza,
contagiado a mi corazón
vació del prefijo infinito del amor.
Sorpresivamente...
el eco de suaves tambores,
rompen el magnifico silencio celestial,
en la inmensidad del espacio,
ante el estupor de planetas y estrellas,
galaxias y cometas,
centellas y duendes,
que expectantes, los abrigan con ternura.
Son los latidos de mi corazón,
en busca de tu amor.
reservados todos los derechos Santiago Oreggia©
Poema publicado el 21 de Mayo de 2000
El silencio espacial es alucinante,
como las centellas iluminadas del amor,
en mi vagabundear por las galaxias siderales,
de los mares de reflexión silenciosos.
Vago allí en el espacio,
entre planetas y estrellas refulgentes,
que iluminan la inmensidad del espacio
observando a la tierra,
tan pequeña,
como la pequeñez de mi humanidad,
sinónimo de mi corazón,
en busca del duende del amor.
Mi mente vuela por los espacios,
del tiempo transcurrido,
por el presente y por el futuro,
que el destino me deparara,
en medios de aullares silenciosos,
de las caracolas espaciales,
que contagian al espacio
de su infinito amoroso.
El cielo se plasma de preciosidad,
con el navegar de una cometa multicolor,
ante el estupor de mis ojos,
prisioneros de tanta belleza,
contagiado a mi corazón
vació del prefijo infinito del amor.
Sorpresivamente...
el eco de suaves tambores,
rompen el magnifico silencio celestial,
en la inmensidad del espacio,
ante el estupor de planetas y estrellas,
galaxias y cometas,
centellas y duendes,
que expectantes, los abrigan con ternura.
Son los latidos de mi corazón,
en busca de tu amor.
reservados todos los derechos Santiago Oreggia©
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