Hoy partiste..."monumento de mujer" - Poemas de Santiago Oreggia
Hoy partiste..."monumento de mujer"
Poema publicado el 06 de Octubre de 2001
La vida siempre te puso obstáculos adelante,
pero con tu carácter, fuerza, y empuje siempre supiste superarlos,
sin claudicar un solo momento y dejar de brindar ese amor tan tuyo, divino e infinito.
Los mayores por los designios de los abaratares de la existencia,
obraron durante nuestra infancia, viajera de lugar en lugar,
chiquilines indefensos, solo cobijados por el calor de tu amor,
borrando de nuestra niñez todo pasar que no fuera de felicidad.
Te pusiste el guardapolvo blanco, mi “ Dominga Faustina Sarmienta”,
sobrenombre, con el cual cariñosamente te aludía,
y debajo de ellos los pantalones varoniles,
imponiendo tu figura protectora a las rimas nacidas de tu vientre.
Nos plasmaste en un hogar bien constituido, brindándonos
las cosas más importante en la vida,
educación, honestidad, respeto por el prójimo, dentro de los parámetros
de la bondad y amor sobre la base de tu ejemplo compasivo.
No pudiste con tu genio, cuando ya partimos solos a los caminos de la vida,
querías continuar protegiéndonos como si fuéramos niños,
olvidándote que habíamos sido forjados de tu mismo carácter y estirpe,
provocando las rencillas humanas lógicas, con este fruto salido de tu vientre,
que quedaran en el rincón de nuestros recuerdos.
Educadora de alma y cepa, humillaste la miserable jubilación que te brindaron,
volcándote a enseñar a quien se cruzara en tu camino,
sin importar la edad ni la condición social,
llenando los estómagos de los más necesitados de alimentos y sopas de letras.
El paso de los años te venció, comenzando a partir, cuando la invalidez,
te transporto de tu nido de bondad que concebiste en tu hogar,
perdiendo tu incontrolable tesón, como un pajarillo sin alas.
Hoy partiste, hacia la piadosa sombra del camino del Señor,
por donde viajamos en pos de la dicha del descanso eterno,
que tan merecido tienes, “maestra ciruela”,
elevando mis plegarias a Dios Padre,
para que te acoja en su seno bondadoso,
llenándote tu alma de una eterna paz celestial.
Perdóname “Madre Mía” si alguna vez fui ingrato contigo,
no me olvides como yo nunca te olvidare,
reza como siempre por mí, como yo rezare por ti,
Gracias..”Muchas Gracias” lucero de mi existencia por ser lo que fuiste...
“TITI”
UN MONUMENTO DE MUJER.
Reservados todos los derechos Santiago Oreggia©
Poema publicado el 06 de Octubre de 2001
La vida siempre te puso obstáculos adelante,
pero con tu carácter, fuerza, y empuje siempre supiste superarlos,
sin claudicar un solo momento y dejar de brindar ese amor tan tuyo, divino e infinito.
Los mayores por los designios de los abaratares de la existencia,
obraron durante nuestra infancia, viajera de lugar en lugar,
chiquilines indefensos, solo cobijados por el calor de tu amor,
borrando de nuestra niñez todo pasar que no fuera de felicidad.
Te pusiste el guardapolvo blanco, mi “ Dominga Faustina Sarmienta”,
sobrenombre, con el cual cariñosamente te aludía,
y debajo de ellos los pantalones varoniles,
imponiendo tu figura protectora a las rimas nacidas de tu vientre.
Nos plasmaste en un hogar bien constituido, brindándonos
las cosas más importante en la vida,
educación, honestidad, respeto por el prójimo, dentro de los parámetros
de la bondad y amor sobre la base de tu ejemplo compasivo.
No pudiste con tu genio, cuando ya partimos solos a los caminos de la vida,
querías continuar protegiéndonos como si fuéramos niños,
olvidándote que habíamos sido forjados de tu mismo carácter y estirpe,
provocando las rencillas humanas lógicas, con este fruto salido de tu vientre,
que quedaran en el rincón de nuestros recuerdos.
Educadora de alma y cepa, humillaste la miserable jubilación que te brindaron,
volcándote a enseñar a quien se cruzara en tu camino,
sin importar la edad ni la condición social,
llenando los estómagos de los más necesitados de alimentos y sopas de letras.
El paso de los años te venció, comenzando a partir, cuando la invalidez,
te transporto de tu nido de bondad que concebiste en tu hogar,
perdiendo tu incontrolable tesón, como un pajarillo sin alas.
Hoy partiste, hacia la piadosa sombra del camino del Señor,
por donde viajamos en pos de la dicha del descanso eterno,
que tan merecido tienes, “maestra ciruela”,
elevando mis plegarias a Dios Padre,
para que te acoja en su seno bondadoso,
llenándote tu alma de una eterna paz celestial.
Perdóname “Madre Mía” si alguna vez fui ingrato contigo,
no me olvides como yo nunca te olvidare,
reza como siempre por mí, como yo rezare por ti,
Gracias..”Muchas Gracias” lucero de mi existencia por ser lo que fuiste...
“TITI”
UN MONUMENTO DE MUJER.
Reservados todos los derechos Santiago Oreggia©
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