Aspiro desde el alba alcanzar la noche - Poemas de Samuel Cárdich
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Aspiro desde el alba alcanzar la noche
Poema publicado el 07 de Enero de 2012
para beber a sorbos el silencio
o encubierto tras el sigilo, abrir la dulce
maraña de un pubis y lograr
con juego ardiente la victoria de fugarme,
de irme del día y de su clima.
Lo más lejos correr sin ojos y de brazos abiertos
al lugar donde se halla la noche
desnuda hasta las uñas, temblando y en espera.
Con vicio de amor caer de bruces
sobre ella para asfixiarme
en su boca, trabarme en su lengua ágil
y errática, que habla con enigma
para el pasmo, con generosa amnesia para el sueño.
Por un resquicio del crepúsculo
huir sediento hacia la noche que pregona
por calles y avenidas encendidas
con luces de neón, el goce y el olvido.
Tras la lluvia que cae de espesos nubarrones
que suelen remplazar el cielo, reptar
sobre los cantos rodados del cuerpo de la noche
y dejar allí como una sierpe
mi piel diurna, enferma de luz y de rutina.
Cerrarla en mí y poseerla lentamente,
igual que ayer cuando lo hice: sin aspirar
a cautivar su nombre, solo para llevarme
al sueño su tiniebla.
(de Último tramo)
Poema publicado el 07 de Enero de 2012
para beber a sorbos el silencio
o encubierto tras el sigilo, abrir la dulce
maraña de un pubis y lograr
con juego ardiente la victoria de fugarme,
de irme del día y de su clima.
Lo más lejos correr sin ojos y de brazos abiertos
al lugar donde se halla la noche
desnuda hasta las uñas, temblando y en espera.
Con vicio de amor caer de bruces
sobre ella para asfixiarme
en su boca, trabarme en su lengua ágil
y errática, que habla con enigma
para el pasmo, con generosa amnesia para el sueño.
Por un resquicio del crepúsculo
huir sediento hacia la noche que pregona
por calles y avenidas encendidas
con luces de neón, el goce y el olvido.
Tras la lluvia que cae de espesos nubarrones
que suelen remplazar el cielo, reptar
sobre los cantos rodados del cuerpo de la noche
y dejar allí como una sierpe
mi piel diurna, enferma de luz y de rutina.
Cerrarla en mí y poseerla lentamente,
igual que ayer cuando lo hice: sin aspirar
a cautivar su nombre, solo para llevarme
al sueño su tiniebla.
(de Último tramo)
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