Ausencia y presencia - Poemas de Pilar Merino Reverter
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Ausencia y presencia
Poema publicado el 26 de Febrero de 2011
¿Cómo se mide la ausencia?
Horas, días, meses... pasan y no cuentan,
pero van marcando muescas en mi alma,
del tiempo que estoy sin ti.
Los años gotean sin piedad, inexorablemente.
Pero hay instantes eternos, indelebles,
revividos cada día cuando el sol no entra en mí
y voy buscando la luz que tu emanas en mi vida.
Tengo seis años ahora y te espero sentada
a la puerta casa.
¡Qué lento pasa el tiempo! Me impaciento,
con piedrecitas dibujo corazones , frutas y caras.
Por fin bajas, te miro... y veo un hada.
Instante eterno,
fotofija de mi infancia.
¿Qué sienten los demás? Nada.
Simplemente, el tiempo pasa.
Pero yo busco peso y medida
para calibrar tu ausencia.
Y sólo puedo encontrar
PRESENCIA constante: tu ESENCIA.
¿Será esa la medida?
PRESENCIA interior que desborda por mi gesto y por mis ojos.
Primera y última luz: PRESENCIA CONSTANTE.
Mi nudo en el pecho es ahora una camelia expectante,
porque yo sé quién tú eres.
Ahora espero, paciente,
que ESENCIA y PRESENCIA
me vengan a buscar un día no muy lejano.
El tiempo no contará,
tampoco habrá circunstancias...
Y podremos pasear
por un jardín de rosas búlgaras.
Poema publicado el 26 de Febrero de 2011
¿Cómo se mide la ausencia?
Horas, días, meses... pasan y no cuentan,
pero van marcando muescas en mi alma,
del tiempo que estoy sin ti.
Los años gotean sin piedad, inexorablemente.
Pero hay instantes eternos, indelebles,
revividos cada día cuando el sol no entra en mí
y voy buscando la luz que tu emanas en mi vida.
Tengo seis años ahora y te espero sentada
a la puerta casa.
¡Qué lento pasa el tiempo! Me impaciento,
con piedrecitas dibujo corazones , frutas y caras.
Por fin bajas, te miro... y veo un hada.
Instante eterno,
fotofija de mi infancia.
¿Qué sienten los demás? Nada.
Simplemente, el tiempo pasa.
Pero yo busco peso y medida
para calibrar tu ausencia.
Y sólo puedo encontrar
PRESENCIA constante: tu ESENCIA.
¿Será esa la medida?
PRESENCIA interior que desborda por mi gesto y por mis ojos.
Primera y última luz: PRESENCIA CONSTANTE.
Mi nudo en el pecho es ahora una camelia expectante,
porque yo sé quién tú eres.
Ahora espero, paciente,
que ESENCIA y PRESENCIA
me vengan a buscar un día no muy lejano.
El tiempo no contará,
tampoco habrá circunstancias...
Y podremos pasear
por un jardín de rosas búlgaras.
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