Mensajes de paz - Poemas de LUIS ALBERTO PALACIOS ROMÁN
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Mensajes de paz
Poema publicado el 21 de Mayo de 2008
Me atoré en la garganta
de la paz.
Mi estomago está
en constante guerra.
¿Tendré acaso
el permiso de hacer
lo que me plazca
con las reglas rígidas
que manda el cerebro?
En la cueva más oscura
de su mente
está el más crudo
de alma,
arrancándose las venas,
reconociendo con vergüenza
sus injusticias
y sus impurezas.
El ave blanca
vuela sobre nuestras cabezas,
se lamenta
por nuestras deficiencias.
Camino con penas
entre los bolsillos,
voy pisando cascabillos.
Las mujeres indígenas
llorando a sus maridos,
los sufren con amargura.
Mis manos eclipsan
mis ojos,
los hijos de la patria
se han manchado
de mucha sangre.
Mis gritos graves
se desgarran
sobre la plaza,
mis consignas
envían mensajes de paz,
sólo el viento sabe
a dónde se los llevará.
El autor guatemalteco
deslumbra con su obra
en la que aborda temas
como la equidad y la paz.
“Me desvelo soñando
que ya se viene el día,
el día blanco
que aclarará todos los días”.
Me lleno de esperanza
pensando en que puede ser,
en que puede suceder,
en que llegará la noche
y podré dormir con tranquilidad.
Cargo con todos los libros
cuantos me sean posibles;
me voy al pueblo
a ensañarle a los niños,
a mis hermanos,
de la obra de Cardoza y Aragón,
el genial Nobel Miguel A. Asturias,
el maestro indígena Luis de Lión,
el caballero andante de Cervantes,
la poesía de Lope de Vega,
Literatura Universal,
Dostoyevski y su Crimen y Castigo,
un tal Franz Kafka...
¡Son tantos!
Es tanta la buena literatura
que no puedo
con tantos nombres
que vuelan
sobre mi idealista cabeza.
Estoy dispuesto
a enlodarme los zapatos
por llegar
a dónde están
los niños descalzos.
Quiero contemplar relajado
a las indígenas desnudas
que lavan sus largos
cabellos negros
en las orillas
del gran lago.
“Sólo quiero saber
para qué sirve el nombre
de la palabra Paz,
sólo quiero entender
su significado”.
Así se descarga el poeta
desentrañando palabras,
para encontrarse
con el concepto de paz
que ansía y anhela,
este fragmento
desvela esa añoranza
que lo acecha.
Poema publicado el 21 de Mayo de 2008
Me atoré en la garganta
de la paz.
Mi estomago está
en constante guerra.
¿Tendré acaso
el permiso de hacer
lo que me plazca
con las reglas rígidas
que manda el cerebro?
En la cueva más oscura
de su mente
está el más crudo
de alma,
arrancándose las venas,
reconociendo con vergüenza
sus injusticias
y sus impurezas.
El ave blanca
vuela sobre nuestras cabezas,
se lamenta
por nuestras deficiencias.
Camino con penas
entre los bolsillos,
voy pisando cascabillos.
Las mujeres indígenas
llorando a sus maridos,
los sufren con amargura.
Mis manos eclipsan
mis ojos,
los hijos de la patria
se han manchado
de mucha sangre.
Mis gritos graves
se desgarran
sobre la plaza,
mis consignas
envían mensajes de paz,
sólo el viento sabe
a dónde se los llevará.
El autor guatemalteco
deslumbra con su obra
en la que aborda temas
como la equidad y la paz.
“Me desvelo soñando
que ya se viene el día,
el día blanco
que aclarará todos los días”.
Me lleno de esperanza
pensando en que puede ser,
en que puede suceder,
en que llegará la noche
y podré dormir con tranquilidad.
Cargo con todos los libros
cuantos me sean posibles;
me voy al pueblo
a ensañarle a los niños,
a mis hermanos,
de la obra de Cardoza y Aragón,
el genial Nobel Miguel A. Asturias,
el maestro indígena Luis de Lión,
el caballero andante de Cervantes,
la poesía de Lope de Vega,
Literatura Universal,
Dostoyevski y su Crimen y Castigo,
un tal Franz Kafka...
¡Son tantos!
Es tanta la buena literatura
que no puedo
con tantos nombres
que vuelan
sobre mi idealista cabeza.
Estoy dispuesto
a enlodarme los zapatos
por llegar
a dónde están
los niños descalzos.
Quiero contemplar relajado
a las indígenas desnudas
que lavan sus largos
cabellos negros
en las orillas
del gran lago.
“Sólo quiero saber
para qué sirve el nombre
de la palabra Paz,
sólo quiero entender
su significado”.
Así se descarga el poeta
desentrañando palabras,
para encontrarse
con el concepto de paz
que ansía y anhela,
este fragmento
desvela esa añoranza
que lo acecha.
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