Nunca me encierres - Poemas de Lobaiza De Rivera, Lidia Esther
Nunca me encierres
Poema publicado el 22 de Febrero de 2001
Nunca me encierres en una jaula con barrotes de oro,
porque ahogará mi canto el cristal desmadrado de los ojos.
Yo soy ala, pluma, silbo, pájaro silvestre;
mi nido es cisne blondo; sol pequeño , moneda de aromito;
toda la luz y el viento palpándome la piel,
con manos exigidas y el beso mojado de tu boca.
No me guardes- extraña mariposa- en el álbum científico de estudios;
soy viajera de tréboles y alfalfas, asidua visitante de los linos;
alas de gastada seda, bailando en el cáliz de una amapola roja,
que crece a pinceladas sobre los prados rubios.
No me concedas para escribir, papiros de tasa inmoderada;
ni me obligues a utilizar dicciones inauditas, o lapiceras de esotérica plata ,
ni me escoltes con cítaras y flautas , a la torre de cristal más alejada,
no llenes de musas mis alforjas, para que casto y puro, el verso surja.
Déjame ingenua, soberana, vagar por los espacios de la mente;
holgar sin rumbo fijo por tanto desahogo de horizontes;
lasciva , inmune a los principios del laúd, besar los picaflores,
cortar enormes ramos de junquillos; admirar la blancura en los jazmines,
viajar en naciente remolino, cruzar hacia las islas, zambullirme en sus aguas.
Beber hasta embriagarme el rojizo néctar de las flores de ceibo
-los patitos del aire- ; vestir de gramilla la tez de barro altivo;
enlazar irupés con los ungidos tientos de los canutillares;
sorber del celoso camoatí, todo ese dulzor quemante y peligroso,
y navegar en brazos de la luna , arroyo adentro, al nidal de los peces.
Déjame así, con sandalias de espumas y una corona azul de camalotes…
que ya está todo escrito ; escucha, lo susurra el aire, fluye sobre las gotas;
y en el difuso renglón de mi epidermis, subido a un fresco sauce,
un ángel con escamas ,extendidas las alas en blanco relumbrante,
me escribe este poema- no es perfecto- pero es toda la paz del universo…
Poema publicado el 22 de Febrero de 2001
Nunca me encierres en una jaula con barrotes de oro,
porque ahogará mi canto el cristal desmadrado de los ojos.
Yo soy ala, pluma, silbo, pájaro silvestre;
mi nido es cisne blondo; sol pequeño , moneda de aromito;
toda la luz y el viento palpándome la piel,
con manos exigidas y el beso mojado de tu boca.
No me guardes- extraña mariposa- en el álbum científico de estudios;
soy viajera de tréboles y alfalfas, asidua visitante de los linos;
alas de gastada seda, bailando en el cáliz de una amapola roja,
que crece a pinceladas sobre los prados rubios.
No me concedas para escribir, papiros de tasa inmoderada;
ni me obligues a utilizar dicciones inauditas, o lapiceras de esotérica plata ,
ni me escoltes con cítaras y flautas , a la torre de cristal más alejada,
no llenes de musas mis alforjas, para que casto y puro, el verso surja.
Déjame ingenua, soberana, vagar por los espacios de la mente;
holgar sin rumbo fijo por tanto desahogo de horizontes;
lasciva , inmune a los principios del laúd, besar los picaflores,
cortar enormes ramos de junquillos; admirar la blancura en los jazmines,
viajar en naciente remolino, cruzar hacia las islas, zambullirme en sus aguas.
Beber hasta embriagarme el rojizo néctar de las flores de ceibo
-los patitos del aire- ; vestir de gramilla la tez de barro altivo;
enlazar irupés con los ungidos tientos de los canutillares;
sorber del celoso camoatí, todo ese dulzor quemante y peligroso,
y navegar en brazos de la luna , arroyo adentro, al nidal de los peces.
Déjame así, con sandalias de espumas y una corona azul de camalotes…
que ya está todo escrito ; escucha, lo susurra el aire, fluye sobre las gotas;
y en el difuso renglón de mi epidermis, subido a un fresco sauce,
un ángel con escamas ,extendidas las alas en blanco relumbrante,
me escribe este poema- no es perfecto- pero es toda la paz del universo…
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