Arbol de ceiba (la pochota) - Poemas de Gerardo Solis Trinidad
Arbol de ceiba (la pochota)
Poema publicado el 02 de Junio de 2017
Desde las profundidades de esta tierra buena
¡Surgiste imponente y muy frondoso!
Para cubrir con tu sombra tenebrosa,
a nuestros parientes que se encuentran ya en reposo.
Como agradecerte árbol de Ceiba,
por abrazar con tus raíces a este cuerpo inerte,
que descansará por siempre bajo tú sombra
en el último viaje, el de mi muerte.
Siempre vigilas silencioso y guardas todas las penas Y llantos que escurren sobre las fosas.
Eres testigo mudo de lo que a tu alrededor sucede,
Y enjugas los sentimientos que recubres con tus hojas.
Que miedo siento deberás al pensar que tus gruesas raíces siempre esperan.
No sé ni el día ni la hora en que mi corazón se pare
y quede cubierto bajo tu sombra que impaciente espera.
Vigilarás mi dormir profundo
en los días y las noches más obscuras
y cubrirás con tu sombra fresca, a los que lloren en mi tumba la ausencia de mis locuras.
A mis parientes un favor solo les pido
que siempre protejan y cuiden de tu espacio.
Que no se olviden que fiel vigilante tú eres, quien acaricie mi tumba con el soplido de un viento muy despacio.
Cuando ya mis cansados pasos se relajen bajo tu sombra
y les deje a mis parientes talvez el alma rota
mi sueño más profundo vigilara por siempre
¡La imponente y frondosa pochota!
Poema publicado el 02 de Junio de 2017
Desde las profundidades de esta tierra buena
¡Surgiste imponente y muy frondoso!
Para cubrir con tu sombra tenebrosa,
a nuestros parientes que se encuentran ya en reposo.
Como agradecerte árbol de Ceiba,
por abrazar con tus raíces a este cuerpo inerte,
que descansará por siempre bajo tú sombra
en el último viaje, el de mi muerte.
Siempre vigilas silencioso y guardas todas las penas Y llantos que escurren sobre las fosas.
Eres testigo mudo de lo que a tu alrededor sucede,
Y enjugas los sentimientos que recubres con tus hojas.
Que miedo siento deberás al pensar que tus gruesas raíces siempre esperan.
No sé ni el día ni la hora en que mi corazón se pare
y quede cubierto bajo tu sombra que impaciente espera.
Vigilarás mi dormir profundo
en los días y las noches más obscuras
y cubrirás con tu sombra fresca, a los que lloren en mi tumba la ausencia de mis locuras.
A mis parientes un favor solo les pido
que siempre protejan y cuiden de tu espacio.
Que no se olviden que fiel vigilante tú eres, quien acaricie mi tumba con el soplido de un viento muy despacio.
Cuando ya mis cansados pasos se relajen bajo tu sombra
y les deje a mis parientes talvez el alma rota
mi sueño más profundo vigilara por siempre
¡La imponente y frondosa pochota!
¿Te gusta este poema? Compártelo:
«« más poemas de Gerardo Solis Trinidad