Acerca del uso indiscriminado de los sueÑos - Poemas de Edgar Allan García
Acerca del uso indiscriminado de los sueÑos
Poema publicado el 13 de Enero de 2000
el poeta la soñó febril
minuciosa implacablemente:
formó primero sus ojos enigmáticos
y los dejó flotando sobre dos cuencos de luz negra
soñó luego en su pelo ola de miel salvaje
y en su boca pequeña y carnuda brillando
al final de una palabra misteriosa
determinó la altura de los senos
su consistencia el cálido temblor
del movimiento: en la cima
dos gotas púrpura destilando humedad
creó entonces un ombligo ojival
(ranura hechicera desde donde
-según él- se podía espiar el universo)
y colocó de par en par las ingles anunciando
profundos deliciosos mares internos
moldeó caderas altas nalgas atrevidas
espacios escabrosos
vellosidades
hoyuelos
en tanto las piernas largas largas se perdían
al final del sueño como un paso de danza
semejante al de la Pavlova
en sus buenos tiempos
el poeta la ha soñado
febril minucioso implacablemente
(igual que aquel mago taciturno
soñó un hijo en el cuento inolvidable de Borges)
pero ahora que la siente moverse
como una serpiente de oro bajo su cuerpo
ahora que por fin escucha su oscuro murmullo
inundando la casa y esos labios tiernos y brutales
succionan noche a noche su piel
de lobo solitario el poeta duda
con una duda terrible obsesiva:
¿y si él -brujo de la noche- no es más
que fantasma o simulacro en el sueño
de una mujer taciturna?
Poema publicado el 13 de Enero de 2000
el poeta la soñó febril
minuciosa implacablemente:
formó primero sus ojos enigmáticos
y los dejó flotando sobre dos cuencos de luz negra
soñó luego en su pelo ola de miel salvaje
y en su boca pequeña y carnuda brillando
al final de una palabra misteriosa
determinó la altura de los senos
su consistencia el cálido temblor
del movimiento: en la cima
dos gotas púrpura destilando humedad
creó entonces un ombligo ojival
(ranura hechicera desde donde
-según él- se podía espiar el universo)
y colocó de par en par las ingles anunciando
profundos deliciosos mares internos
moldeó caderas altas nalgas atrevidas
espacios escabrosos
vellosidades
hoyuelos
en tanto las piernas largas largas se perdían
al final del sueño como un paso de danza
semejante al de la Pavlova
en sus buenos tiempos
el poeta la ha soñado
febril minucioso implacablemente
(igual que aquel mago taciturno
soñó un hijo en el cuento inolvidable de Borges)
pero ahora que la siente moverse
como una serpiente de oro bajo su cuerpo
ahora que por fin escucha su oscuro murmullo
inundando la casa y esos labios tiernos y brutales
succionan noche a noche su piel
de lobo solitario el poeta duda
con una duda terrible obsesiva:
¿y si él -brujo de la noche- no es más
que fantasma o simulacro en el sueño
de una mujer taciturna?
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