Mi dolor - Poemas de Antonio Munguia
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Mi dolor
Poema publicado el 18 de Marzo de 2013
Mi dolor es la piedra mal tallada
que esculpe el arroyuelo de mis penas.
Vaga en los sesgos del añoso cauce
con pesado vigor
y con furor me estruja.
Si ayer creí que mi dolor curtido
jamás me gritaría su desdicha,
necio me equivoqué:
Con cantos de sirena y con maligno hechizo
me anestesió y en las rugientes aguas,
mutiladoras del naciente herbaje,
volcó mi bote sin piedad alguna.
Luego, con furia de huracán crecido,
mi paz por muchos años tan callada
se despertó
y hendió los aires
como un trueno que surge
de centelleante rayo,
o de estruendoso alud inesperado.
Lanzó hasta mis oídos un rebelde grito
con decibeles de ensordecimiento
y en maldad proverbial de terremoto
tundió mi cuerpo y alma,
indiferente a las penas rociadas por mi llanto.
En verdad fue un clamor insospechado
reverberando con fragor en mi alma,
espantada al llegar al delta y arco
de bienvenida al mar de mis quebrantos.
Así quedó el dolor unificado
con el cruel e inquietante forcejeo
de mi lucha incesante hacia el destino,
cuyas garras se aferran a mis días
con apego de hiedra irreverente,
ahogándome en las aguas portadoras
de la cicuta de mis desconsuelos,
que decretan desde hoy que ella es de otro
y ya no hay más verdad en mi futuro
que resignarme a que le soy ajeno…
MEMORIA:
24 DE MAYO DE 1969, primer visita con mi primer auto de transmisión automática a mostrárselo a Nelva Victoria que no quiso recibirme al llegar a su casa en Cumpas, Sonora. Comprendí que otras ilusiones tenía en su corazón y mis planes de formar con ella mi familia se desmoronaron ante su negativa.
Poema publicado el 18 de Marzo de 2013
Mi dolor es la piedra mal tallada
que esculpe el arroyuelo de mis penas.
Vaga en los sesgos del añoso cauce
con pesado vigor
y con furor me estruja.
Si ayer creí que mi dolor curtido
jamás me gritaría su desdicha,
necio me equivoqué:
Con cantos de sirena y con maligno hechizo
me anestesió y en las rugientes aguas,
mutiladoras del naciente herbaje,
volcó mi bote sin piedad alguna.
Luego, con furia de huracán crecido,
mi paz por muchos años tan callada
se despertó
y hendió los aires
como un trueno que surge
de centelleante rayo,
o de estruendoso alud inesperado.
Lanzó hasta mis oídos un rebelde grito
con decibeles de ensordecimiento
y en maldad proverbial de terremoto
tundió mi cuerpo y alma,
indiferente a las penas rociadas por mi llanto.
En verdad fue un clamor insospechado
reverberando con fragor en mi alma,
espantada al llegar al delta y arco
de bienvenida al mar de mis quebrantos.
Así quedó el dolor unificado
con el cruel e inquietante forcejeo
de mi lucha incesante hacia el destino,
cuyas garras se aferran a mis días
con apego de hiedra irreverente,
ahogándome en las aguas portadoras
de la cicuta de mis desconsuelos,
que decretan desde hoy que ella es de otro
y ya no hay más verdad en mi futuro
que resignarme a que le soy ajeno…
MEMORIA:
24 DE MAYO DE 1969, primer visita con mi primer auto de transmisión automática a mostrárselo a Nelva Victoria que no quiso recibirme al llegar a su casa en Cumpas, Sonora. Comprendí que otras ilusiones tenía en su corazón y mis planes de formar con ella mi familia se desmoronaron ante su negativa.
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