Trashumante - Poemas de Alfonso Fajardo
Trashumante
Poema publicado el 17 de Mayo de 2002
Al poeta tempestivo
La palabra locura se me ha quedado en el tintero
y yo la tomo la mastico la escupo en el espejo
solo para recordar las heridas del agua brumosa
y las almohadas del alma verde
de la gran noche del dolor y el suplicio
El poema esta enterrado agazapado en mi frente
hombre común
no quiere brotar su espiga su guijarro de vísceras su helado mármol
no quiere deslizar tras mis ventanas de infinito
arrastrarse en la sangre como quien huye del tiro de gracia
y concretizarse en el diario negro de mis cicatrices
Hubo un tiempo celeste en que tirábamos piedras a los fantasmas
revivíamos cadáveres exquisitos sembrábamos versos grises
en vientres de renta tragábamos a la madrugada en las mesas
del asombro traficábamos palabras a la luz de las velas
bajábamos a cuevas de sapos subíamos multifamiliares
matábamos adjetivos nos resignábamos al mango
y a la rockola orinábamos los jardines de los grandes poetas
y bebíamos ron en la tumba de los verdaderos
Pero ¿adónde quedo lánguido ese tiempo fuegos artificiales?
La poesía siempre fue ese vientre de abismo de pólvora de vértigo
esa excusa
para almorzar bestias aladas y dormir con los abiertos
bajo un puente de rostros multicolores de rostros felizmente
atados a la cola del caballo de los dioses del vomito del hambre
La rabia como brote natural de agua arde
en la única virginidad eterna en la siempre fiel pagina
y de la vegetación esperanza de tu húmico pecho nacen
las palabras del fuego ancestral que les robabas a los semidioses
indio trashumante
hijo de chango nieto del jaguar fantasma de ciudad
vástago de Quetzalcoatl aborto de Xolotl compadre
de Anastasio Aquino Principito de otro sol Quijote
de quinto piso maldito por vocación habitante
de las nieblas ángel mórbido hombre común
culto clásico loco húmico trashumante de pies firmes
que te autonombraste el eterno segundón de tu generación
el penúltimo de los poetas bohemios de El Salvador que etiqueta
que te autoinfringiste y honoraste con las cicatrices y máculas del oficio
Decíme océano pacífico
¿aun limpias solemnemente tu oído y afilas como el francotirador a su arma tu palabra?
¿todavía te llevas a la nariz la gris fragancia de grupas en venta?
¿todavía te seguís levantando con el pie izquierdo?
¿siempre escribís con otras lenguas tu larga estación de tempestades?
¿te seguís preocupando por los otros como por tu hígado?
¿siguen siendo los chamanes tus maestros y consejeros?
¿te bautizas aun con orines de Cipitios y Siguanabas?
¿seguís admirando a Francois Villon el poeta ladrón?
Fantasmas terribles dicen
que ahora mas que nunca escondes la lengua sánscrita
de tu desmesura
con el cuchillo sarcástico de tu pudor que has mudado
de opio mientras el perro babeante nos arranca el pecho
que te has convertido ah trashumante de la sed y el suplicio
en lo que más temías criticabas en lo que nunca y siempre
quisiste ser
Pero no te preocupés poeta
sé que los mares del sobresalto tienen que descansar
que el tempestivo el húmico corazón busca su remanso
que para nosotros los locos la vida es solo uno mas de nuestros inventos
y que lo que mas amas es lo que mas olvidas sádico
del primer sol incrédulo creyente
Yo te comprendo:
tenías que cruzar hasta la otra orilla de la mentira
y
como el encadenado que busca el culto de los dichosos
ahora perteneces
al ejército blanco de los otros elegidos cuando el dolor
Yo me quedo aquí
viviendo comiendo mi tiempo excrecable mi pobre blasfema alma
soportando los dolores del estomago del hígado del pecho del abandono
del fósil del mundo de los despojos del hambre de la existencia
yo me quedo aquí lamiendo la lepra de mi suelo socavando
como el perro a su hueso la luz artificial fosforescente del poema
Yo te comprendo
y frente a todos los museos de mascaras grotescas
intuyo:
el mundo ha perdido una ventana y ha ganado un horizonte
Poema publicado el 17 de Mayo de 2002
Al poeta tempestivo
La palabra locura se me ha quedado en el tintero
y yo la tomo la mastico la escupo en el espejo
solo para recordar las heridas del agua brumosa
y las almohadas del alma verde
de la gran noche del dolor y el suplicio
El poema esta enterrado agazapado en mi frente
hombre común
no quiere brotar su espiga su guijarro de vísceras su helado mármol
no quiere deslizar tras mis ventanas de infinito
arrastrarse en la sangre como quien huye del tiro de gracia
y concretizarse en el diario negro de mis cicatrices
Hubo un tiempo celeste en que tirábamos piedras a los fantasmas
revivíamos cadáveres exquisitos sembrábamos versos grises
en vientres de renta tragábamos a la madrugada en las mesas
del asombro traficábamos palabras a la luz de las velas
bajábamos a cuevas de sapos subíamos multifamiliares
matábamos adjetivos nos resignábamos al mango
y a la rockola orinábamos los jardines de los grandes poetas
y bebíamos ron en la tumba de los verdaderos
Pero ¿adónde quedo lánguido ese tiempo fuegos artificiales?
La poesía siempre fue ese vientre de abismo de pólvora de vértigo
esa excusa
para almorzar bestias aladas y dormir con los abiertos
bajo un puente de rostros multicolores de rostros felizmente
atados a la cola del caballo de los dioses del vomito del hambre
La rabia como brote natural de agua arde
en la única virginidad eterna en la siempre fiel pagina
y de la vegetación esperanza de tu húmico pecho nacen
las palabras del fuego ancestral que les robabas a los semidioses
indio trashumante
hijo de chango nieto del jaguar fantasma de ciudad
vástago de Quetzalcoatl aborto de Xolotl compadre
de Anastasio Aquino Principito de otro sol Quijote
de quinto piso maldito por vocación habitante
de las nieblas ángel mórbido hombre común
culto clásico loco húmico trashumante de pies firmes
que te autonombraste el eterno segundón de tu generación
el penúltimo de los poetas bohemios de El Salvador que etiqueta
que te autoinfringiste y honoraste con las cicatrices y máculas del oficio
Decíme océano pacífico
¿aun limpias solemnemente tu oído y afilas como el francotirador a su arma tu palabra?
¿todavía te llevas a la nariz la gris fragancia de grupas en venta?
¿todavía te seguís levantando con el pie izquierdo?
¿siempre escribís con otras lenguas tu larga estación de tempestades?
¿te seguís preocupando por los otros como por tu hígado?
¿siguen siendo los chamanes tus maestros y consejeros?
¿te bautizas aun con orines de Cipitios y Siguanabas?
¿seguís admirando a Francois Villon el poeta ladrón?
Fantasmas terribles dicen
que ahora mas que nunca escondes la lengua sánscrita
de tu desmesura
con el cuchillo sarcástico de tu pudor que has mudado
de opio mientras el perro babeante nos arranca el pecho
que te has convertido ah trashumante de la sed y el suplicio
en lo que más temías criticabas en lo que nunca y siempre
quisiste ser
Pero no te preocupés poeta
sé que los mares del sobresalto tienen que descansar
que el tempestivo el húmico corazón busca su remanso
que para nosotros los locos la vida es solo uno mas de nuestros inventos
y que lo que mas amas es lo que mas olvidas sádico
del primer sol incrédulo creyente
Yo te comprendo:
tenías que cruzar hasta la otra orilla de la mentira
y
como el encadenado que busca el culto de los dichosos
ahora perteneces
al ejército blanco de los otros elegidos cuando el dolor
Yo me quedo aquí
viviendo comiendo mi tiempo excrecable mi pobre blasfema alma
soportando los dolores del estomago del hígado del pecho del abandono
del fósil del mundo de los despojos del hambre de la existencia
yo me quedo aquí lamiendo la lepra de mi suelo socavando
como el perro a su hueso la luz artificial fosforescente del poema
Yo te comprendo
y frente a todos los museos de mascaras grotescas
intuyo:
el mundo ha perdido una ventana y ha ganado un horizonte
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