El animal posible - Poemas de Alfonso Fajardo
El animal posible
Poema publicado el 18 de Junio de 2003
A César Moro
No renuncio a las quimeras humeantes que se desatan en el suburbio de la mente
Hogueras de mares de sangre de milenios entre venas vacías pueblan
el frió acostumbrado a sembrar cipreses en los laberintos donde defecan
setenta y siete presidentes de la república del mal que amanece
bajo la lluvia del napalm en la edad de las placentas como horcas
Anémonas de mar pasean sus perfumes por las macilentas calles del parnaso
sus tronos de niebla son lenguas de azúcar
y sus trajes cartilaginosos guardan gases como adjetivos cuando el infierno
es este reloj nuevo que cuelga del bahareque donde se acumulan los estómagos
No renuncio a los fútiles inventos que patento en esta página
Niños exploradores se sumergen en el bestiario del bosque
hablan dos idiomas
una el español y otro torre de babel habitada por moscas
sus crímenes ecológicos
nunca serán perdonados por el polvo de los estantes
Mi mirada de largo infrarrojo adentro del fuego de tu falda
lúdica niña
mi mirada infrarroja de lagarto en la mirada de necrofilia de tus ojos
muerta de tiempo
mi mirada de animal de piedra de ángel de venas de sombras de árboles fosforescentes
mi mirada de ventana astillada
de animal llameante tras el monitor y el multimedia de la música negra que cae
en la mirada de esta palabra que me mira
No renunciare
no renunciare al salto al vació al lápiz bruñido al fuego de la mente esquizofrenia
a la energía que transforma a la palabra nueva al fusible fosforescente del poema
al animal posible de la imagen
Poema publicado el 18 de Junio de 2003
A César Moro
No renuncio a las quimeras humeantes que se desatan en el suburbio de la mente
Hogueras de mares de sangre de milenios entre venas vacías pueblan
el frió acostumbrado a sembrar cipreses en los laberintos donde defecan
setenta y siete presidentes de la república del mal que amanece
bajo la lluvia del napalm en la edad de las placentas como horcas
Anémonas de mar pasean sus perfumes por las macilentas calles del parnaso
sus tronos de niebla son lenguas de azúcar
y sus trajes cartilaginosos guardan gases como adjetivos cuando el infierno
es este reloj nuevo que cuelga del bahareque donde se acumulan los estómagos
No renuncio a los fútiles inventos que patento en esta página
Niños exploradores se sumergen en el bestiario del bosque
hablan dos idiomas
una el español y otro torre de babel habitada por moscas
sus crímenes ecológicos
nunca serán perdonados por el polvo de los estantes
Mi mirada de largo infrarrojo adentro del fuego de tu falda
lúdica niña
mi mirada infrarroja de lagarto en la mirada de necrofilia de tus ojos
muerta de tiempo
mi mirada de animal de piedra de ángel de venas de sombras de árboles fosforescentes
mi mirada de ventana astillada
de animal llameante tras el monitor y el multimedia de la música negra que cae
en la mirada de esta palabra que me mira
No renunciare
no renunciare al salto al vació al lápiz bruñido al fuego de la mente esquizofrenia
a la energía que transforma a la palabra nueva al fusible fosforescente del poema
al animal posible de la imagen
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