Hermosa rambla (29) - Poemas de Agueda Molina
Hermosa rambla (29)
Poema publicado el 08 de Febrero de 2019
¡Hermosa rambla! que testigo has sido...
de contiendas ancestrales y
cruentas.
Longeva rambla… ¡expectante has vivido!
inmortales vidas en dolor
envueltas.
––-–
¡Tú, tierra seca! impaciente has sentido
la simiente germinar en tus
entrañas
Con ternura y candidez has acogido
y arropado en tu seno... ¡cosa extraña!
los frutos de un rival desconocido,
que amparándose en su fé... ¡con su patraña!
en tu suelo erigió ¡inestable nido!
–––
¡Tú caduco lecho!
abandonado por aguas, que en otros tiempos
caudalosas bajaron
a su paso, tus árboles y tus almas
implacables arrastraron.
–––
¿Cómo puedes aguantar, tú tan frugal
hechos espantosos, en ti acaecidos?
¿Cómo puedes, de manera natural
no sucumbir, no caer desfallecido?
–––
Si a tu amparo ¡la amargura!
me conmueve
y en tu regazo refugio mi furor.
Si en el calor de tus piedras
al son leve
de la música que escucho en mi interior...
la llama se adormece
en breve
y en un suspiro de terror… la soledad
me envuelve.
–––
¡Enséñame tú, cómo, amada tierra!
la impotencia tengo que afrontar...
¡muéstrame el camino, anhelada tierra!
por el que a ti ¡he de regresar!
Poema publicado el 08 de Febrero de 2019
¡Hermosa rambla! que testigo has sido...
de contiendas ancestrales y
cruentas.
Longeva rambla… ¡expectante has vivido!
inmortales vidas en dolor
envueltas.
––-–
¡Tú, tierra seca! impaciente has sentido
la simiente germinar en tus
entrañas
Con ternura y candidez has acogido
y arropado en tu seno... ¡cosa extraña!
los frutos de un rival desconocido,
que amparándose en su fé... ¡con su patraña!
en tu suelo erigió ¡inestable nido!
–––
¡Tú caduco lecho!
abandonado por aguas, que en otros tiempos
caudalosas bajaron
a su paso, tus árboles y tus almas
implacables arrastraron.
–––
¿Cómo puedes aguantar, tú tan frugal
hechos espantosos, en ti acaecidos?
¿Cómo puedes, de manera natural
no sucumbir, no caer desfallecido?
–––
Si a tu amparo ¡la amargura!
me conmueve
y en tu regazo refugio mi furor.
Si en el calor de tus piedras
al son leve
de la música que escucho en mi interior...
la llama se adormece
en breve
y en un suspiro de terror… la soledad
me envuelve.
–––
¡Enséñame tú, cómo, amada tierra!
la impotencia tengo que afrontar...
¡muéstrame el camino, anhelada tierra!
por el que a ti ¡he de regresar!
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